¿Qué sigue?
Las voces lejanas de todo el servicio exterior, becarios y otros servicios que se prestan al gobierno en el exterior aún suenan tenues, pero serán escuchadas
La CNTE entendió que el que pega primero, pega dos veces. Como aquí lo anticipamos, el gobierno federal ha iniciado un proceso selectivo de incumplimiento de obligaciones que, tarde o temprano, generará no sólo ineficiencia, sino también una amplia inconformidad social. Las voces lejanas de todo el servicio exterior, becarios y otros servicios que se prestan al gobierno en el exterior aún suenan tenues, pero, en algún momento, serán escuchadas, dejando claro a los servidores públicos que ellos no son prioridad, dado que los asumen como votos a favor, por pertenecer al “movimiento”.
Es un hecho que, a cambio de nada, ese gremio recibirá una compensación. Sí, sólo por el hecho de no continuar paralizando los servicios públicos y vialidades, regresándonos lo que, se supone, es nuestro. Al más puro estilo tricolor, Sheinbaum ha actuado como lo haría cualquier neoliberalista, compró que no le hicieran ruido. El sábado nos dijo, con ramplonas palabras, que el transitar un camino nada novedoso, como el elegir popularmente a jueces nos pondrá a la vanguardia, cuando no sólo en Bolivia, sino en varias tribus en la antigüedad la necia fórmula ya demostró ser ineficaz.
En todo el orbe se ha hecho burla de México. No hay que hacerse bolas, gane quien gane, todos perdimos. El Poder Judicial de la Federación no es una turba de personas que irresponsablemente se autoproclaman buenos juristas, a pesar de ser un burdo remedo de aquellos. No, se trata de todo un aparato que articuladamente debe operar balances y equilibrios, capaz de brindar justicia a los mexicanos. Resetear el sistema sólo causará trastornos, demoras e inconsistencia que nos harán retroceder. Eso no está por verse, es ya una realidad.
Es claro que el sistema tributario seguirá apostando a crear adeudos absurdos, máxime que ahora ya no habrá un sistema protector de los derechos del contribuyente que detenga cualquier abuso del recaudador, lo cual ocasionará un torrente inicial de recursos que fugazmente aliviará las fallidas finanzas públicas, sin embargo, se encenderán focos rojos, poniendo como alternativa obligada el abandonar el que ya, desde antes, era un infierno fiscal. El titular de las finanzas públicas prefiere el sistema de invención de adeudos, a la discusión de una reforma fiscal. A la larga le va a costar más, hace décadas no ocurría una estampida de capitales como la que está en ciernes.
Los programas sociales, por su relevante significación en la compra del voto, no serán prontamente incididos, como sí lo harán los “bonos” que se pagan a los burócratas. Posiblemente usted no lo sepa, pero el sueldo exigible de éstos es sólo una fracción, menor, de lo que perciben mensualmente. Habrá “ajustes” selectivos en aquellos puestos, incluidos en un gran recorte de personal, siendo la reducción o anulación de bonos la medida inicial.
Los movimientos sindicales que, con gran facilidad glútea, se sumaron a la horda que accedió al poder serán tratados con el mayor desprecio. En realidad, los líderes de las organizaciones sociales no sólo han perdido legitimidad, sino control territorial, el terreno está ya rendido al crimen organizado, y verán que poco pueden hacer para hacer sentir su leverage. Será el sindicato petrolero el gran termómetro de lo que está por venir, en Pemex no sobran 3 mil plazas, sino más de 100 mil.
Auditorías a diestra y siniestra; baja de percepciones a burócratas y la anulación o “regateo” en sus prestaciones es lo que viene. Pero es sólo el principio de la descomposición.
