La sombra del cacique
A Banxico, la CRE, el Cenace y todos esos órganos que debieron quedar al margen de la política habrá que reconstruirlos de cero.
Lo dicho, el tufo de “lo que fue” emana de Palacio. La capacidad extorsiva de la 4T comienza a mostrar signos inequívocos de deterioro. En la SCJN, al parecer, se han cansado de estar de rodillas y la candidata del sistema no llegó a la final; contó sólo con su voto. En el TFJA, aún peor, quedó al frente alguien cercano a los panistas que checan todavía tarjeta con Calderón, por lo que veremos, en lo sucesivo, el reverso de la moneda.
El desgaste institucional ha colmado la paciencia de diversos sectores, aunque aún sonrían a quien goza de sondeos torcidos por los cobradores de piso. Las encuestas no descreman el efecto del amago que esos personajes ejercen sobre la población. En el interior del país nadie se atreve a opinar abiertamente en contra del político favorito de los capos locales. Sería el primero en la pagada encuesta de popularidad, de no ser porque en India tienen una larga tradición de apoyo incondicional al que se encuentra al mando, haga lo que haga.
Los ministros y magistrados no sucumbieron ante las amenazas, conscientes de que ellas cada vez tienen menos posibilidad de ser cumplidas, pero, más que eso, el efecto neutralizador de los tirones de Sheinbaum en un sentido y los de Adán Augusto hacia el contrario, terminaron por dejar libre la rueda de la selección, y al final de cuentas, ninguno de ellos ganó nada.
Van ya más de cuatro años de nombramientos irresponsables, basados en la chabacanería mañanera, que oscila entre el cinismo y la necesidad de anular la capacidad contradictora de los organismos autónomos. A la espuria presidenta de la CNDH, se han sumado todo tipo de perfiles improvisados para ocupar destacados puestos en cargos técnicos, el resultado a la vista, sólo ocurrencias, corrupción e ineficiencia.
Pero habrá que ver si la legislatura en el Senado amarrará el mote de ser la peor en cien años. Aunque se regocijen los grupúsculos que ahí juegan a ser oposición, a pesar de ser sólo testimoniales voceros de la inconformidad social, saben que la gente ya advierte que hacen como que van al frente de las posturas, cuando en realidad van a la retaguardia, cacareando el logro como si fuera propio. Sin embargo, vienen tiempos importantes en el último trayecto del sexenio, el cual, en justicia, podría incluir cubrir una vacante en la Corte, si es que la UNAM decide no agachar la cabeza. La seriedad de sus títulos profesionales está en juego. Entre más terreno pierda el señor de las remesas, peor será la necesidad de meter jiribilla en la legislación electoral, las chuecolatas no dan el ancho y sólo pintan frente a candidatos que no han logrado que el electorado cierre filas en su favor.
A Banxico, la CRE, el Cenace y todos esos órganos que debieron quedar al margen de la política habrá que reconstruirlos de cero. Como dijo el actor, hay mucho que trabajar, pero más que destrabajar.
Cuando menos, ahora los mexicanos saben de qué está hecha esa que, sin sustento en la historia, ni en los hechos, se autonombraba la izquierda mexicana, y que no fue sino un membrete que compraron cuando los echaron del PRI. Los de izquierda congruente y coherente hace buen rato no marchan con la 4T y, con pena, y en voz baja, la critican.
El traumático paso de López ha sido tan severo, que poco se mira al despilfarro y latrocinio en las finanzas públicas, será hasta el próximo sexenio que los ayudantes de los capos del presupuesto nos ayuden a comprender cómo nos volvieron a saquear.
