Invertebrado

En el Legislativo cada día pesa más la falta de la mayoría calificada en el Senado

Si tuviéramos que explicar cuál es la columna vertebral del aparato gubernamental mexicano, verdaderamente entraríamos en un berenjenal difícil de sortear. Empezando por el Poder Judicial, nos encontraríamos en la presidencia de la SCJN a una persona designada por Peña Nieto, el que, a pesar de ser de infausta memoria, ha demostrado mantener buenas agarraderas.

Después veríamos, como presidentes en cada una de las salas que la integran, a dos ministros ungidos con el beneplácito de Calderón, ambos, de gran cercanía con su operador jurídico, Roberto Gil. Este último personaje se salió con la suya, al impulsar a Valls en la presidencia del Tribunal Federal de Justicia Administrativa. En otras palabras, de la noche a la mañana, el complaciente aparato jurisdiccional se quitó el yugo, haciendo gala de lealtades bien definidas.

Oportunamente, Calderón operó una jugada estratégica, para ponerse a salvo y al cobijo de empresas que, durante años, sortearon dificultades con cargo al erario mexicano. Todos saben que su ahijado Suárez Coppel se encargó de hacer rescates, sin ton ni son, en España. Aun así, éste sigue gozando de la catarata de recursos de la empresa improductiva del Estado, como cualquier otro exdirector, ya que Romero Oropeza respeta la tradición de mantener los jugosos negocios que armaron quienes le antecedieron, esperando, claro, que nadie toque lo poco que Elvira Daniel le dejó decidir como si él dirigiera. En la feria de prestanombres de ese hoyo negro, hasta el propio Gil Zuarth encontró la forma de hacerse presente.

Aunque muchos se lo dijeron hace años, hoy López Obrador ha caído en cuenta de que Bartlett lo engañó como asiático, ya sabe que todos los proyectos con los que le arrancó una varita mágica para hacer toda clase de trucos y mañas sólo han servido para que éste se sirva. Metió duro la mano en partidas de mantenimiento, tanto, que la red de transmisión y distribución ya acusa severos problemas por falta de inversión.

En el Legislativo cada día pesan más la falta de la mayoría calificada en el Senado, así como la distraída lealtad, de dientes para afuera, de quienes son corcholatas de plástico, sí, conscientes de que son simples taparroscas. El Ejecutivo ya se cuida, al no pronosticar aprobaciones exprés de las ocurrencias legislativas que le escriben allá en palacio. Los proyectos personales de quienes operan la aplanadora oficial salen a relucir con gran fuerza.

La Fiscalía General se encuentra a la deriva y teme el cacique tener que hacer un nombramiento que sustituya a quien pensó le cuidaría las espaldas a su salida, sí, al menos durante la elección. La candidata para presidir la SCJN se cebó, y lo dejará en el predicamento de pedir más favores para ungir a su sustituto, claro, después de que Esquivel lo haga desangrarse el mayor tiempo posible. La burda promoción personal de los destapados desdibuja a Morena y hace surgir fracturas que se notarán en los comicios del presente año. Mejía Berdeja es sólo el comienzo de quienes no creen en el evangelio según San López, y que, llegado el momento, actuarán como más les convenga.

El gabinete no puede ser más decorativo, no hay figuras de peso, y los titulares de los ramos prácticamente han sido reducidos a ser auxiliares de piedra, que sólo están para hacer gestoría.

La 4T ya ondea como esos inflables que en la base tienen un enorme ventilador.

La maquinaria gubernamental chilla y rechina, empieza a bufar y no tarda en generar presiones que harán que el cacique advierta que está perdiendo el control. La 4T se ha vuelto una masa amorfa, acéfala, y cuya ceguera hará que tire golpes a diestra y siniestra, volviéndose así peligrosa, incluso para su creador.

Temas: