Hub intercontinental
De haber hecho las inversiones correctas, nuestro país sería la sede de un poderosohubque concentraría enormes flujos turísticos y comerciales.
La falta de visión y compromiso con la legalidad ha hecho de México paso de sustancias prohibidas, en lugar de ser el paso obligado para millones de pasajeros hacia Europa y Asia. De haber hecho las inversiones aeroportuarias correctas, y de haber establecido conectividad adecuada hacia los aeródromos, nuestro país sería la sede de un poderoso hub que concentraría enormes flujos turísticos y comerciales, rivalizando con los grandes emporios aeroportuarios de orden mundial, sin embargo, se han tomado decisiones que, lejos de arrendarnos ganancias, nos hunden en un modelo perdedor que sólo genera quebrantos.
Un proyecto de tal alcance supera y rebasa, por mucho, la rentable posición que alcanzó Cancún como destino de cruceros y punto de conexión aeroportuaria. En aquella región, casi por accidente, se dejó al capital privado tomar decisiones de negocios, las cuales, tarde o temprano, rindieron frutos, ello, gracias a la ausencia de las costosas interferencias burocráticas. Fue el alejamiento de la convulsa vida de la grilla nacional lo que permitió el florecimiento de una importante fuente de ingreso nacional. Lamentablemente, la bonanza pronto atrajo al crimen organizado que, por desgracia, está más presente allá que la autoridad. Con gran velocidad grupúsculos criminales se apoderaron, primero, de la Riviera Maya, para, después, ir tomando gradualmente toda la entidad.
Quintana Roo fue laboratorio que arroja dos conclusiones, cuando se deja al sector privado la oportunidad de crear un polo de desarrollo, éste produce fuentes de empleo y riqueza. Cuando se abraza al crimen organizado y éste permea la política, ese polo de desarrollo se convierte en ambicionada meca de actividades irregulares. Al final, todos perdemos. Los destinos peninsulares, aunque aún generan, ya son vistos con preocupación por los viajeros, dado que la seguridad está ausente. El gobierno estadunidense ha visto cómo han ido sentando sus reales mafias de otros continentes, y cómo los enormes caudales son presa de un imparable aparato delictivo que va de la extorsión y cobro de piso al ilícito tráfico de sustancias y personas. Sí, lo de las lanchas no es nuevo, y mucho dará de que hablar en próximos días.
La cancelación de rutas aéreas nos devuelve a la mesa de negociación, en la que México tiene la gran oportunidad de hacer, de su posición geográfica, la plataforma estratégica para plantear ser el destino que capture pasaje que va del subcontinente hacia Europa y Asía y viceversa. Esto, creando condiciones para que aerolíneas, que no han podido crear sede en el continente americano, construyan aquí terminales aéreas de primer nivel, claro, a partir de alianzas con las aerolíneas nacionales. La inversión rebasa por mucho aquella hecha en infraestructura, deriva en poderosas cadenas de suministro, dado que la industria aérea precisa de múltiples insumos, cuya provisión generara miles de empleos.
Líneas que hoy operan en aeropuertos hostiles contarían con modernas terminales, algunas de carga y otras de pasajeros, repartidas en las principales capitales mexicanas, dando a éstas la oportunidad no sólo de recibir pasaje de conexión que, tarde o temprano, amplía su estancia de paso, sino que, además, permitiría a los estados abrir puertas a los proveedores de la industria aérea, lo que pronto derramaría importantes flujos. Así, rescataríamos el, hasta ahora, fallido proyecto iniciado en Querétaro. Líneas férreas a esa ciudad y la planeada Saltillo-Monterrey podrían relanzar regiones enteras, dejando atrás las ruinosas consecuencias de las ocurrencias del macuspano. El patrioterismo no da de comer, pero sí genera odio y rencillas que a nada llevan.
