Hidalgo
La salida de Osorio tiene más que ver con una oferta a Morena para manejar desde los sótanos la elección presidencial en ese estado
Resulta obligado mirar hacia la política en esa entidad, dado que no todo lo que allá pasa es casual. Claro que cualquier partido que se deshaga de un cuadro tan anodino como Osorio Chong tiene algo que celebrar, pero es a los mexicanos a los que debe interesar lo que en esa entidad está sucediendo.
Hagamos un apresurado repaso, tenemos a Murillo Karam, exgobernador del estado, recluido, abandonado a su suerte por Peña Nieto, quien es el único extitular del Ejecutivo federal al que el cacique se refiere con respeto, y hasta con algo de cariño, cuando lo llama “licenciado”, a sabiendas de que nunca se desempeñó como abogado.
Es oportuno recordar que Julio Menchaca fue presidente del Tribunal Superior de Justicia en tiempos de Núñez Soto, sí, cuando Osorio era secretario de Gobierno. La lealtad de la cofradía se hizo patente cuando Fayad acordó entregar el poder a uno del grupo, uno que, con el apoyo de Osorio, logró colarse en las filas de Morena. Supo disciplinarse y agradecer a quien lo puso, el cambio de poder en Hidalgo fue cosmético.
Es preciso advertir que Peña pagó favores tanto a Karam como a Osorio, quienes mostraron más que generosidad con el locuaz y muy manipulable candidato tricolor. Acto de agradecimiento que todos los mexicanos acabamos pagando, ya que un título en derecho no hace un abogado y, menos, un procurador general de justicia. Lo mismo puede decirse de Osorio, que tuvo más sombras que luces como encargado del interior. Poco a poco se ha ido aclarando que su más notable logro fue operar las intrigas palaciegas que acabaron por debilitar al PRI.
La prescripción penal no corre en tanto se desempeña cargo de elección popular, y Osorio lo sabe. Apenas han transcurrido unos cuantos meses de ella, por lo que no fue necesario iniciar desafuero, entendió a las primeras. El experto en manejos financieros ha sabido sortear toda vinculación con la intrincada madeja de operaciones con recursos de procedencia dudosa que intensamente opera, u operaba, en la entidad que rentablemente gobernó, por lo que no dudaron ofrecerle a Santiago Nieto las perlas la virgen, claro, por su buena disposición.
Es infantil pensar que Menchaca profundizará en las indagatorias, así como que Nieto pueda contar con el apoyo de la UIF, ya que, aunque el actual titular ha realizado importantes hallazgos de la muy desaseada gestión de su antecesor, tiene prohibido, por el residente de palacio, sacar los trapos sucios al sol.
La salida de Osorio tiene más que ver con una oferta a Morena para manejar desde los sótanos la elección presidencial en ese estado, que con el conflicto interno del partido en el que militó durante décadas. Él no romperá ni se declarará guinda, siempre le ha gustado jugar al Fouché, aunque generalmente se acaba sabiendo que fue quien meció la cuna. La operación conocida como Safiro, tiene muy poco de la imaginaria habilidad de Corral, y mucho, muchísimo que ver con el defenestrado senador. Caro ha pagado todo el que ha confiado en él.
La llegada a la arena nacional de una política nacida en aquella entidad, que va y viene de Hidalgo estado, a Hidalgo alcaldía, complica el plan, ya que, si bien ha logrado que algunos de sus “operadores” presenten la traición como acto de arrepentimiento, lo cierto es que se juega más que la complicidad de las instancias de gobierno a las que tanto debe.
No logró ser candidato presidencial, pero, al parecer, una vez más las aspiraciones de un candidato se cruzan en su camino. Así, el apoyo de la alianza en aquel estado se torna testimonial, casi simbólico, y Xóchitl, tendrá que jugar como visitante en casa.
