E VALUE

Es sólo conveniente, sino también obligado, volver al escritorio a revisar con cuidado los reportes financieros.

Una vez contadas las locuaces anécdotas, habrá que volver a las frías y duras cifras de los balances financieros. Han pasado 25 años de aquellos días, en los que el banquero de casa, Jorge Lankenau, afrontó duros cuestionamientos que no pudo superar. En aquel entonces, sus asesores legales, cercanos a las altas esferas del poder, pero lejanos al foro judicial, dijeron que no pisaría la cárcel, sin embargo, en pocos días llegó a Topo Chico.

Era un grueso sujeto, bonachón y simpático, que desarrolló un ingenioso, pero riesgoso esquema, en el que se combinaban registros oficiales, con los que no lo son, arbitrando irregularmente ventajas. Pero, más que eso, supo capitalizar la connivencia de funcionarios encargados de la supervisión bancaria, quienes vieron, pero callaron, hasta que fue demasiado tarde.

Llegó un momento en el que las bondades de su esquema se esfumaron y comenzó a generarse una cuenta impagable que lo llevó a tomar decisiones arriesgadas. Se hizo entonces urgente hacer crecer el balance, para así financiar quebranto. Ya atrapado por las circunstancias, advirtió que el ser apoyador de un popular equipo de futbol le granjeó inesperadas simpatías, fue entonces cuando comenzó a incursionar en la filantropía y otras actividades de alto impacto social. Supo ser el generoso soporte de actividades que le otorgaron un lugar de privilegio. Compró tiempo, rodeándose de aplaudidores. Así, dejó claro que no es casual que quienes por largo tiempo flotan en el mar de los números rojos, suelen ser sujetos dotados de gran carisma, sin tal atributo, simplemente no llegarían lejos, como tampoco conseguirían la complicidad de aquellos a los que había beneficiado.

Ante la debacle de su esquema, un importante grupo de asesores, operadores y promotores se vieron de pronto sin trabajo, pero afortunadamente apareció un nuevo emprendedor que los llevó a casa y les devolvió el trabajo, éste sabía que conocían a los personajes clave de la región, y no sólo eso, que también conocían sus más profundos y guardados secretos.

Hoy, a cinco lustros de la revisión profunda del sistema financiero, no es sólo conveniente, sino también obligado, volver al escritorio a revisar con cuidado los reportes financieros, ya que las abultadas utilidades de algunos intermediarios, lejos de ser motivo de regocijo, deben ser foco ámbar.

Parece ser que la CNBV debe mirar hacía la sultana del norte, ya que, una vez más, no sólo se pueden encontrar alegres valuaciones de activos que aparentan acreditar el cumplimiento de estándares internacionales en materia de capitalización, sino que, además, resulta perceptible que han mantenido a la sombra inconvenientes relaciones que se adentran en lo más negro de la política. Se ha llegado al extremo de mezclar balances, para mantener vigente cartera que ya debió haber sido quebrantada. Sí, hay posiciones acreedoras que no pasan la prueba de la risa.

Es, sin duda, importante corroborar, ante el cambio de administración, que los enormes caudales que se confiaron a VALUE, por parte de estados y municipios, y hasta por la Federación, están respaldados por sólidas inversiones y papel líquido que les permitirá hacer frente a los compromisos de corto plazo que éstos deben atender. También, en el caso de Azteca, debe tomarse en cuenta que la medición no se limita a sus escuetos balances, dado que la valoración de su compleja situación financiera debe comprender una proyección que incluya una variación significativa en la captación y medios de fondeo, pero, sobre todo, el impacto que pudieran tener decisiones adoptadas por autoridades del exterior, ya que cualquier limitación o restricción para operar remesas provocaría un impacto relevante a considerar.

La descapitalización de recursos humanos calificados que sufrió la CNBV, así como la llegada de quienes dijeron conocer los mercados financieros, pero que no son sino meros recomendados, la coloca en un cíclico momento de definición. Podrá callar, cuidando la elección, pero asumirá, quien la dirige, una grave responsabilidad, así como el histórico descrédito, por lo que pase. El estado de volatilidad es perceptible, pero ha preferido mirar sólo a donde no está el problema.

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