Dinonarca

Sus supuestos logros se pueden asociar al desarrollo de megacorporaciones dedicadas a actividades ilícitas, incluyendo el tráfico de sustancias prohibidas.

El prefijo “dino” refiere algo enorme, gigante y hasta monstruoso, por eso, a un gran réptil, se le llama dinosaurio. Tras seis años de operar libremente, los cárteles y las organizaciones del crimen organizado han alcanzado proporciones descomunales, motivando que en  Estados Unidos ya se señale que algunos son tan ricos como algunas naciones. Después de haber lavado cientos de miles de millones de dólares, vía remesas, los capos han podido apoderarse, no sólo de empresas, sino también de industrias completas.

Recientemente, el Presidente espetó, si yo fuera un narcopresidente..., e inmediatamente hizo el más largo silencio que se haya registrado en su show matinal. Por más esfuerzo que hizo, y a pesar de aletear y peinarse el copete, no pudo completar la frase. Al percatarse de que no tenía puesta la muletilla con la que termina lo que empezó, de plano cambió de tema.

Por su mente seguramente habrán pasado muchas ideas, como el aumento del número de desaparecidos y muertos por causas violentas, el incremento del cobro de piso, la intransitabilidad de carreteras, la existencia de pueblos fantasmas en donde los cárteles operan, los flujos dinerarios inexplicables que llegan al país sin un origen claro, el que no hay capturas de capos verdaderamente relevantes, el que cada vez hay menos laboratorios inhabilitados, así como muchas otras tantas circunstancias que, en su interior y a regañadientes, lo habrán llevado a aceptar que no hay otra conclusión posible.

El diagnóstico es demoledor, sus supuestos logros se pueden asociar al desarrollo de megacorporaciones dedicadas a actividades ilícitas, incluyendo el tráfico de sustancias prohibidas. Su papel como conserje migratorio que, hasta ahora, le ha conseguido citas en la Casa Blanca y llamadas telefónicas con su morador, se ha comenzado a desgastar, dado que el aumento de muertos en el vecino país por causa del fentanilo ha empezado a capturar la atención del electorado, provocando que el héroe de Macuspana sea visto como parte del problema, y no de la solución.

Durante mucho tiempo pudo engañar a un buen segmento de la población, en cuanto a que, supuestamente, ocupaba el segundo lugar como el mandatario con mayor aceptación en el orbe, cuando perfectamente sabe que la encuesta que el propala sólo mide una muestra de 22 países, sí, apenas por encima del 10% del número de países existentes en el mundo. Se trata de una muestra muy poco representativa y hasta sesgada, dado que mezcla peras con manzanas, y no se da peso a países que realmente pudieran ser considerados rivales de un país gobernado por un autócrata.

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Con la encuesta que ahora lo hace lucir mal, tiró tanto aceite, que acabó desbielándose. El conjunto de comparación efectiva incluiría aquellas naciones que tienen al populismo y a la demagogia como directiva transformadora, pero la casa encuestadora no los abarca en su espectro de auscultación, por lo que se la ponen fácil al otrora segundo lugar, ya que el resto de los países enlistados tienen gobiernos en los que la rendición de cuentas hace que la población tenga bien a raya a los gobernantes ineptos.

Habrá que preguntarle al personaje, si cuando prometió transformar al país pensaba en una nación que seguramente no conoce, como lo es Dinamarca, o si en realidad nos dijo que nos convertiría en una república dinonarca.

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