Cuento T
Él piensa que está haciendo historia, claro, porque se compara con el más repudiado
Érase una vez un operativo en el que iban por uno, pero apareció otro. Será que el señor de los grandes drones no sabía realmente lo que se podría encontrar, o fueron dos operativos, para poder salirse con la suya. El caso es que la contienda política se recrudece y los acuerdos hacen agua, sin que existan nuevas concertaciones en puerta. Muchos que fueron engañados por los políticos de siempre, sobre el agua, o debajo de ella, decidieron apoyar la llegada de López, pero la baraja se volverá a repartir y, poco a poco, los incentivos se irán desalineando.
Con la caída de Quintero se abre una caja de pandora que pondrá al descubierto cómo se hacían las cosas en tiempos de De la Madrid, incluyendo asuntos turbios de la acelerada, pero muy opaca, trayectoria de Bartlett. El de Palacio seguirá apoyándolo, dado que cayó en cuenta de que sus dinosaurios amaestrados le pueden dar muchos dolores de cabeza hacia el final del sexenio, así que mantendrá el pacto con el aportador poblano, por impresentable que éste sea.
Sin embargo, todos estamos ya invitados a presenciar la Crisis de los pactos. Son tantos que, el que dijo que sí a todo aquel que le ofreciera apoyo, ya no recuerda qué ofreció ni hasta cuándo, por lo que ha comenzado a gestarse un ambiente de incumplimiento generalizado. Su efecto será gradual, pero demoledor. Sí, todavía se percibe la oleada de la comprada popularidad, pero es ya sólo la inercia la que mantiene a los aduladores ondeando la bandera del fracasado partido oficial. Los jefes, capos o cabecillas que mecen la cuna, aún no deciden lo que harán.
La popularidad que tiene López se parece a la que los presidentes de los últimos 50 años han tenido a estas alturas del partido, pero él piensa que está haciendo historia, claro, porque se compara con el más repudiado. Sí, cualquiera que use a Peña como referente, se pensará el Presidente del pueblo o mago transformador, pero lo real es que se trata de una mediana popularidad que está a punto de bajar.
Convocó la formación de al menos tres ejércitos electorales, pensando ilusamente que éstos, una vez que tocara con su divino dedo al sucesor, se volcarían en su apoyo. Falso, lo que sucederá es que se arremolinarán para buscar acomodo en cualquier opción que les ofrezca curules, cargos, o ya de plano, el vulgar efectivo, que tan bien viene a los que no se acercan a los bancos, ni tienen porque hacerlo, viven bien lejos de la UIF, la cual sólo ve lo que el algoritmo dice. Ahora ya no sólo reciben remesas los parientes que se quedaron de este lado, los más extraños destinos acogen a las crecientes sumas del bien recibido dinero del exterior. Sólo se critica y juzga al dinero que sale.
Peña ya acusó recibo y vela armas, hasta vendió una de sus leoneras. Por supuesto, conserva palaciegas residencias que la 4T hace como que no ve. Resulta que los hacendarios funcionarios de este gobierno sólo encontraron una empresa en la que ya no cobra ese personaje.
Posiblemente le den a él, y a su fiel Videgaray, el mismo trato que dan a Calderón. Lo piensan reventar a salivazos, ya que lo único que hacen en contra de los conservadores es esquilmarlos y llenarlos de insultos. La justicia es sólo justa con el peculio federal, dándole cobijo mientras reparte entre los electores lo que se roba a los ricos.
Se apagan veladoras, y con ellas, el furibundo apoyo incondicional. En la morena pirámide los ídolos irán cayendo, resquebrajando lo que parecía un partido transexenal.
