Antisociedad
En realidad, se trata de sujetos incapaces de advertir cómo, bajo sus pies, se desvanece el suelo parejo; la equidad, y el acceso a la justicia.
Hace años, aunque con muchos defectos, éramos una sociedad. Sin embargo, con el tiempo fuimos perdiendo la finalidad, objetivos y cualidades de una comunidad ordenada hacia el fin común. Hoy somos un amasijo de personas víctimas del más grosero proceso de polarización, distanciamiento y rencor. Es cierto, el proceso fue gradual y paulatino, pero desde que llegó, López encabezó una feroz destrucción del tejido social. El inefable caudillo es ajeno a toda noción de largo plazo y lo único que le interesa es mantener el poder a toda costa y someter a quienes alguna vez fueron sus oponentes electorales.
Somos ya una colectividad en la que han surgido dos grandes bloques, las clases que, a modo de castas, nos ha impuesto el macuspanense. El oficial clasismo reconoce a los que él llama fifís, y a aquellos que gustan de ser llamados chairos. Su elemental y básica educación tropical no le permitió entender el amplio mosaico cultural que fue nuestro país. Como a todos los asuntos que aborda, al tema le aplicó el primitivo reduccionismo que le permite procesar su entorno. La pluralidad que existía antes del inicio del derrumbamiento de las instituciones simplemente ha desaparecido, quedando ella proscrita por eso, que no es sino vulgar politiquería, y que les gusta llamar 4T.
Al igual que Brasil, podemos ver que una mitad de la población tira hacia un lado, en tanto que la otra lo hace hacia el otro, anulando el avance; el desarrollo, y el establecimiento de condiciones propicias al desenvolvimiento de la actividad ciudadana.
Es probable que no lo hayamos advertido, pero desde que allanó un museo para volverlo su residencia, el decimonónico personaje, directo heredero de López de Santa, se ha determinado a vulnerar todo espacio de la actividad económica, reduciendo, disminuyendo o entorpeciendo a la empresa privada. A modo de evitar amparos, se montó en el Ejército, argumentando notas de seguridad nacional en todo aquello de lo que quiere apoderarse. Se ha decidido a ser factor crucial en el acceso a bienes y servicios que demandan aquellos a los que ve como pasivos y mansos electores aborregados. Es mano pródiga que regala con cargo a un peculio que no es suyo, el cual se agandalla solapado por legisladores que protegen al amo y no a la República.
México ya no es de los mexicanos, es de quien a sangre y fuego fue tomando las plazas en una permanente guerra de cárteles. Para ellos, López no tiene sino consideraciones, agradecimientos y muchos, muchos abrazos. No ha tomado decisión alguna incompatible con sus intereses y ha hecho oídos sordos a los señalamientos internacionales que soterradamente nos han venido degradando no sólo en materia aeroportuaria.
Existe una mayoría electoral identificada con los peores intereses, sí, con actividades abiertamente irregulares, ilícitas y hasta delictivas, integrada por quienes se han asumido como ganadores de un botín y no del alto honor que es gobernar. Es claro que no están dispuestos a soltar el botín. En realidad, se trata de sujetos incapaces de advertir cómo, bajo sus pies, se desvanece el suelo parejo; la equidad, y el acceso a la justicia. Se trata de una turba capaz de aceptar el latrocinio y la vulneración del Estado de derecho, con tal de no aceptar que irresponsablemente nos impusieron al cínico dirigente del más grande aparato lavatorio de caudales que haya pisado el suelo nacional. Esto, que se puede decir de Brasil, Nicaragua, Bolivia, Cuba y Venezuela, hoy, también aplica a México.
Como todo lo humano, la sociedad también es pervertible. Fuera máscaras se trata de la 4R, ya que, resentimiento, rencor, rencilla y rapiña son la esencia misma de ese movimiento.
