Al final de cuentas, López te llamas

No ha advertido que es una pieza más.

Todos los presidentes, al final del camino, se saben solos, pero se asumen intocables. El tiempo, los aduladores y los que se dicen amigos incondicionales, sobran. Todos ellos, en esta etapa, son tentados a hacer un ajuste final de cuentas, pretendiendo acabar con sus enemigos y hacer una última escaramuza que deje claro quiénes son. Generalmente, piensan que el haber portado la banda les autoriza ese final desplante. Sin embargo, todos los que se las guardaron a lo largo de los años se encuentran, y, sin saberlo, colaboran para derrumbarles.

Desde que comenzó la brega por el poder, López se ha pensado poseedor de una superioridad ética sobre sus rivales, cuando en realidad, nada sustenta tal postura, como tampoco, su apellido compuesto. De hecho, se puede decir que compite con sus antecesores en la peor de las fallas que a cada uno de ellos caracterizó. Es tan perverso como Salinas; tan dañino a la nación como Echeverría; tan embriagado por el poder militar como Díaz Ordaz; tan corrupto como Alemán; tan anodino ante la problemática nacional como De la Madrid; tan desconocedor del servicio público como Zedillo, tan lenguaraz como Fox; tan fantoche como López Portillo; tan derrochador en la imagen propia como López de Santa Anna; tan perdido en las faldas como López Mateos, y hasta, tan déspota como Porfirio Díaz.

Cada mañana, con sorna, nos deja claro que piensa ha sentado las bases de su inmunidad, que ha construido un capelo de impunidad, y que más valiera a sus enemigos mantenerse agazapados, no vaya a invadirle el capricho de darles una última tarrascada. Pero la rueda ha comenzado a girar, y es claro que el destino ya tiene preparado para él un ropaje que le marcará por el resto de su vida.

No habrá ya amañado tinglado en el que pueda ejercer lo que dice es libertad de expresión, cuando en realidad, es sólo un lastimoso abuso del poder y los recursos públicos. Dentro y fuera del país, se articulan engranes que harán palidecer los señalamientos de corrupción que hasta ahora han sido revelados.

A la fecha, no ha advertido que es una pieza más en un enorme tablero en el que, personajes como él, piensan que son tan audaces y decididos que no habrá quien detecte las componendas, arreglos y trafiques que les brindaron la fortuna con la que compraron toda clase de voluntades, haciéndose del poder. Incluso, no han advertido que en su caída se llevarán a algunos de esos que tornaron en amor, lo que antes fuera odio, a partir de un emplaste financiero.

Por muy diversas razones, el gobierno vecino no había encontrado la forma de llamar a cuentas a Bartlett, siempre hubo en el poder quien encontrara ventajas en mirar hacia otro lado. Sin embargo, ahora, ya no es él, en solitario, el que puede enfrentar a las áreas de seguridad nacional de ambos países, dado que ellas han encontrado a un oscuro grupúsculo, cuya captura resulta presupuesto ineludible en el combate a los poderosos intereses del crimen organizado. Se comenzó en Centroamérica, pero la estrategia marcada tiene como medida obligada hacer una purga continental.

Hoy, pisoteando toda prudencia en lo político, Bartlett ha decidido subirse a cuanto ring sea llamado, deseamos que tenga una muy larga vida para recorrer el interminable camino. Se resiste a aceptar que resulta estéril defender lo que no se tiene. El buen nombre y el prestigio de ser hombre de bien, simplemente, no le va, por eso la vida le juntó con quien, como él, es capaz de hace lo indecible por salirse con la suya.

Sin la banda, pero, sobre todo, sin la posibilidad de alcanzarla nuevamente, llegará quien le aclare, de todos modos, López te llamas.

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