Agenda
La paridad refleja más lo que pasa en la economía informal, que lo que sucede en el aparato productivo formal.
La agenda programa lo que se va a hacer, y en esa área, el cacique tiene puros pendientes. En realidad, la mañanera se trata de lo que no ha hecho, no hace y no hará, así que el desplante mediático, lejos está de poner la agenda. En el muy limitado número de palabras que está a su alcance habrá que incluir el de “narrativa”, que no es sino un relato.
Sí, el que algún día se presentó como transformador trata de imponer una narrativa a modo de credo, que sólo degluten personas que lo veneran irracionalmente, o bien, personas con un bajo, bajo nivel de escolaridad. Su apuesta sigue siendo la misma, trata, ad nauseam, de dar apariencia de verdad a un sinnúmero de patrañas que sólo existen en dos dimensiones, dado que éstas se dibujan en gráficas que se proyectan en el escenario con el que apantalla ingenuos. Trazos, rayas y números que dicen mostrar resultados que no llegan a tomar cuerpo en la realidad.
El relato cada día se despega más de lo que los mexicanos viven en las calles. El superpeso no parece mejorar las condiciones de pobreza en la que se hallan más de 50 millones de pobres, ni ha generado un entorno de prosperidad. La paridad refleja más lo que pasa en la economía informal, que lo que sucede en el aparato productivo formal.
La moneda verde está sobreofrecida porque el crimen organizado cobra en esa especie y con ella paga a sus huestes y demás operadores. Las remesas, en buena medida, han sustituido la necesidad de mandar pacas de billetes, en eso, los cárteles mexicanos rebasaron a Pablo Escobar con mucho. Todo ese abultado contingente que, directa o indirectamente, vincula su cotidiano quehacer a las actividades irregulares, lo convierte rápidamente en pesos para sufragar gastos, ocasionándose una distorsión en el tipo, el cual está muy lejos de dar una cabal imagen de la economía nacional.
El Banco de México hace años, creyendo que el tipo es producto de la flotación, no ha hecho nada para compensar o neutralizar el espejismo. Esterilizar, dirían los financieros. Éstos, sin duda, están conformes con la apariencia de un buen manejo de la economía, aunque sus activos tengan una constante minusvalía. Tarde o temprano, la ignorancia se paga elevando la tasa de interés.
Qué importa que la Constitución ordene que deben cuidar y proteger el poder adquisitivo de la moneda, mientras el tabasqueño tenga a dónde asir la mentira a la que él llama 4T. El peso está, hace tiempo, entre las monedas con mayor transaccionalidad. No es que nuestro comercio exterior lo use en sus operaciones, sino que hay un fuerte segmento de la población cambiando remesas, 5 mil millones de dólares mensuales. Hay muchos más dólares que los demandados, sin contar los que están fuera del radar.
De esa manera, el enfurecido residente de Palacio Nacional no tiene que preocuparse por la agenda, sino porque siga habiendo masoquistas que quieran escuchar el sermón de la tesorería, según san López.
Es la sociedad civil, ésa que tanto le disgusta, la que hace más de cuatro años viene dando cuenta de lo que él debió hacer y no ha hecho. La agenda sigue en letras rojas y todo apunta a que el sexenio sólo será otra noche negra. La cruda llegará con la séptima anualidad. Sí, una especie de medioevo mexicano.
Mientras tanto, la narrativa ha pasado de ser un cuento infantil a ser un novelón con tintes de drama. Sólo se dedicó a desfondar las arcas públicas en caprichos que ni su más preciada tapadera o corcholata le respetará. En voz baja al principio, y con voz potente después, se dirá una vez más, nos volvieron a saquear.
