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El muro se construyó, pero con personas, decenas de miles de elementos de la Guardia Nacional pagados con cargo al erario

Ahora resulta que Trump tiene intérpretes. Será el sereno, pero, una vez puesto ese saco, es muy difícil quitárselo. Sólo él podrá decir a quién se refería y, aun aclarándolo, se pensará que hay cálculo político de por medio. Biden hacía mucho tiempo dejó de ser blanco de sus señalamientos, el empresario no rivalizaba ya con ese fantasma. El eje de su discurso, hace tiempo, es de color guinda, así que usted dirá.

A todos esos que se aprestaron a decir que se trató de una lamentable confusión o de un video editado, hay que informarles que, una vez levantado el guante, todo lo que se diga sale sobrando. Es probable que tengan un equipo formado para cuidar la narrativa oficial del equipo entrante, pero es claro que no tiene acceso inmediato a la recién electa, la que defendió el honor mancillado de quien, hace no mucho tiempo, denunció un enorme fraude en la selección de la candidata de Morena.

Parece olvidarse de que entre los tantos errores de cálculo político de Ebrard, está el de haber sido uno de los activistas que criticaron a Trump en su primera campaña. No sólo emitió mensajes descalificantes, sino que es bien sabido que cobijó grupos que entre los hispanos propalaron un mensaje contrario a quien finalmente ganó la contienda, por lo que no, no hay casualidad ni, mucho menos, coincidencia en que tenga presente a este personaje, quien no hizo gran cosa durante su paso por la Cancillería. Baste preguntar a los paisanos qué acción o programa recuerdan de su gestión.

Algunos recordamos su cara cuando se anunció el triunfo del republicano, así como su desaparición como promotor del voto latino en Estados Unidos. No en balde, Ebrard ha hecho lo imposible por quitar el reflector de la llegada del plazo para hacer revisión del USMCA, acá conocido como T-MEC. Sabe que abrir temas puede resultar doloroso, máxime que no tiene fichas. Sabe que la política exterior del vecino país se establecerá al margen de lo que diga el tratado comercial, pues, para Trump, el derecho americano es extraterritorial.

En claro plan de sorna, dirige buenos conceptos sobre la persona de López, para rematar diciendo que a sus planteamientos jamás los tomó en serio, ya que siempre tuvo “algo más importante que atender”, sabiendo que éste haría lo que se le dijera. Para Trump, la relevancia de López empezó y terminó en 5 minutos, y ahora ya ni lo cuenta como presidente. Aún hay quienes olvidan cómo se canceló el tren de Querétaro a la CDMX, y no han procesado que el NAIM fue cancelado desde Washington. López siempre supo vender las imposiciones como si fueran propuestas propias. Sabe cómo construir telenovelas que gusten al poco instruido pueblo bueno. Se decidió más allá del Bravo que aquí no podrá existir un hub aeroportuario que rivalizara con Houston y Miami, dando lugar a una baladí cruzada en la que se dilapidaron miles y miles de millones de dólares.

Con una dignidad flexible y chiclosa, es posible aceptar que el homólogo diga que no había visto a nadie doblegarse tanto y, aun así, decir que se mantuvo una posición decorosa en la relación bilateral. No salió a ninguna gira internacional, pero se acomodó en su asiento de clase turista peregrinando hacia la Casa Blanca. Trump estampa su nombre en todo lo que le pertenece, y a López le puso Juan Trump.

El muro se construyó, pero con personas, decenas de miles de elementos de la Guardia Nacional pagados con cargo al erario. Sí, el muro se erigió y los mexicanos lo pagamos. Es muy pronto para saber qué tan mala será la relación, pero el respeto tendrá que continuar siendo parte del imaginario nacional.

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