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Son tantos los dichos cargados de ideología, que es difícil saber con cuál de ellos lo retratará la historia, pero todos son tan frágiles, como su salud.
La fracción V del artículo 106 de la Ley de Petróleos Mexicanos, dispone: Las obligaciones constitutivas de deuda pública de Petróleos Mexicanos y sus empresas productivas subsidiarias no constituyen obligaciones garantizadas por el Estado mexicano. Sin embargo, bajo la postura del cacique, que exige que a él no le vengan con que la ley es la ley, se ha desacatado la prohibición subyacente contenida en esa disposición legal, diciendo, una y otra vez, que el gobierno respalda la deuda de la empresa improductiva del Estado.
Como todo político que llega a la silla, el residente de Palacio piensa que sus caprichos llegaron para quedar inscritos en piedra, pero, con el paso del tiempo, caerá en cuenta de que sus irresponsables desplantes se los llevará el viento, tan pronto como concluya el proceso electoral mediante el cual se elija a su sustituto. Son tantos los dichos cargados de ideología, que es difícil saber con cuál de ellos lo retratará la historia, pero todos son tan frágiles, como su salud.
En la más reciente colocación de títulos se pagó ya el gravoso costo de la deuda no garantizada, dado que en las jurisdicciones en que se hacen colocaciones de Pemex, las frases vaciladoras, dichas desde el púlpito donde predica san López, no tienen valor alguno. Los que compran se hacen tontos solos, tomando instrumentos que no pueden ser garantizados por la menguada producción petrolera nacional, la cual, está amenazada por un absurdo programa comercial en ciernes.
Dice el cacique que refinará sólo para consumo nacional, con lo que la renta esperada de ese ente generador de deuda pública se encuentra más que en entredicho. Para poder pagar el nivel de deuda que la entidad pública tendrá a fines del sexenio, el costo de las gasolinas tendría que aumentar brutalmente, o bien tendrían que desfondarse y sangrar las finanzas públicas. Lo peor es que todos lo saben, pero siguen comprando, apostando a que los mercados internacionales seguirán llenando el boquete que, anualmente abre el negligente administrador del endeudamiento nacional.
La necesidad de inversiones ambientales para mantener Deer Park operando y el impuesto que, tarde o temprano, se impondrá a la exportación de refinados flotan en el aire, ello, sumado a la fantasiosa producción esperada de Dos Bocas, Pura Lengua, Tabasco, deja claro a todo mundo que la insolvente entidad debió recortar personal hace mucho rato, al tiempo de instrumentar una solución, medianamente creíble, al impagable pasivo derivado de pensiones. Sin embargo, el sindicato ha sabido imponer sus demandas a un gobierno que prefiere hacer anuncios y cortar listones, que rendir cabal cuenta de lo que está pasando.
Al coordinador legislativo de Morena le parece que cumplir con los requisitos de ley es un fraude, pero no así el reconocer y mandar pagar deuda contraviniendo la Constitución. Antes de disculpar su omisión, y de pretender gobernar su estado, debiera anticipar que el fraude contable con el que se coloca deuda en los mercados internacionales, en mucho, es culpa de su falta de preparación, conocimiento y visión de largo plazo.
El titular de la SHCP sabe que ya no sólo está en juego su prestigio y, ante las responsabilidades que eventualmente tendrá que encarar, advierte que ya llegó el momento de tener que dejar colgados los programas electoreros con los que compran votos, o bien enfrentar el quebrantamiento de la industria petrolera nacional, a la que le debe hasta la risa. Sí, sólo le paga a extranjeros y a bancos, pero cada día es más caro el pagar ridículos costos de empresas que todo subcontratan aquí.
