Una dosis de realismo

En la presentación del informe, Mario Cimoli, secretario ejecutivo interino de la Cepal, dijo que el terremoto económico global, producto de la guerra en Ucrania, impactará de forma negativa el crecimiento en Latinoamérica durante los próximos tres años con tasa de crecimiento a la baja.

La Comisión Económica para América Latina (Cepal) ha publicado recientemente un informe inquietante, titulado: “Repercusiones en América Latina y el Caribe de la guerra en Ucrania: ¿cómo enfrentar esta nueva crisis? En este documento se dibuja un difícil panorama para América Latina y el Caribe, con un escenario marcado por el crecimiento de la inflación y un decrecimiento económico, generados por la escasez mundial y el aumento de los precios de los combustibles, alimentos y fertilizantes. 

En la presentación del informe, Mario Cimoli, secretario ejecutivo interino de la Cepal, señaló que el terremoto económico global, producto de la guerra en Ucrania, impactará negativamente el crecimiento en Latinoamérica durante los próximos tres años. Una dosis de realismo queda clara: la tasa de crecimiento de la región va a ser a la baja y con una inflación que será difícil de controlar. 

Este complejo contexto mundial impacta de forma directa a nuestra continente, afectando la reducción de la pobreza, la seguridad alimentaria, la generación de empleo, y el desarrollo del comercio. Existe un importante aumento de la inflación y una lenta e incompleta recuperación de los mercados laborales, lo que incrementa la pobreza y la desigualdad regional. 

 Los indicadores presentados por la Cepal son preocupantes, la tasa de inflación regional ha venido elevándose progresivamente desde 2020, pasando de 3% en dicho año, a 6%, en 2021, y alcanzado a finales de abril de 2022, 8.1 por ciento. 

 La sombra de una recesión económica mundial tiene efectos dramáticos y peligrosos. La Cepal proyecta para este año que el porcentaje de pobreza alcanzará 33% de la población regional, mientras que la pobreza extrema llegará a 14.7%, sin existir posibilidades de disminución ni en el corto ni en el mediano plazo. 

 La suma de estas variables amenaza la seguridad alimentaria de la región. Más de 86.4 millones de personas no tienen garantizada su alimentación, especialmente en aquellos países deficitarios en la producción de bienes y dependientes de la importación de combustibles. 

De la cooperación, solidaridad y la integración regional dependerá la supervivencia de nuestros países. Como lo señala el secretario general de la OEA, Luis Almagro, la única forma de ganar esta batalla es, como en ningún otro momento histórico, apostando a la solidaridad y la cooperación regional y global. 

BALANCE 

 Es urgente formular y articular respuestas inmediatas en temas trascendentales como derechos, salud, alimentos, acceso a vacunas, energía, defensa, industria, tecnología y fertilizantes. Será crucial aprovechar las potencialidades regionales, desarrollando redes productivas que reduzcan la excesiva dependencia del abastecimiento desde otras regiones del mundo y planteen soluciones propias a nuestros problemas. 

Actuar de forma coordinada permitirá a los países desarrollar políticas públicas recomendadas por la Cepal, como son un mayor financiamiento de los objetivos sociales con la renta económica de las materias primas; desarrollo de mecanismos regionales de diálogo; implementación de mecanismos de estabilización de los precios de los combustibles y la entrega de subsidios focalizados y temporales a los grupos más vulnerables. La integración regional debe ser asumida como una estrategia vital para los países de las Américas, en donde nadie se quede atrás y se garanticen derechos para toda la población. Vivimos una época en donde la vida, la salud y la alimentación de la humanidad están en riesgo, la región se encuentra en crisis y nos necesita juntos, metiendo el hombro por un futuro mejor para todas y todos. 

*Los puntos de vista son a título personal. 

No representan la posición de la OEA 

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