Puentes
La creciente polarización en nuestra región genera exclusión y censura, emergiendoa partir de ella procesos de fanatismo y violencia política, expresada en discursos de odioy discriminación con los que piensan diferente.
Escribo estas líneas desde Brasilia, capital federal de Brasil. El día de ayer se ha cerrado exitosamente un capítulo más de la historia democrática del gigante sudamericano, mostrándose, nuevamente, la fortaleza de las instituciones del país y la madurez cívica de la ciudadanía brasileña.
Como lo viene haciendo desde 2018, la OEA estuvo presente en las dos vueltas presidenciales, a través de una nutrida misión de observación electoral, encabezada por el excanciller de Paraguay, Rubén Ramírez.
Una vez concluida la contienda electoral, es necesario recordar que el pluralismo político, la convivencia pacífica y el diálogo entre diversos son elementos indispensables para contar con una sociedad libre y democrática.
Durante el ciclo electoral de la pandemia, el ideal democrático de convivencia entre diversos y diferentes se ha decolorado, siendo reemplazado por una polarización política tóxica caracterizada por la división, la desconfianza mutua y el miedo, que está generando posiciones irreconciliables y extremas, sin puentes de comunicación entre actores sociales y políticos.
En nuestro hemisferio, la polarización extrema genera la ausencia de acuerdos sobre aspectos de interés general, afecta la gobernanza política y paraliza a las sociedades, promoviéndose el fraccionalismo y el conflicto inmovilizador, el cual es una amenaza latente de violencia.
La creciente polarización en nuestra región genera exclusión y censura, emergiendo a partir de ella, procesos de fanatismo y violencia política, expresada en discursos de odio y discriminación con los que piensan diferente, siendo las redes sociales los canales para su diseminación.
La polarización política erosiona y socava las instituciones que sostienen a la democracia representativa, acentuándose el cuestionamiento a la vigencia de elementos fundamentales como: el respeto a los derechos y libertades fundamentales; la celebración de elecciones justas, libres, transparentes y periódicas; el pluralismo político, y la independencia de los poderes públicos.
La polarización política se ha convertido en uno de los pilares que sostienen al “nuevo complejo de incertidumbre” vigente en el mundo, como lo expone el Programa de las Naciones Unidad para el Desarrollo (PNUD) en su informe sobre Desarrollo Humano 2021/2022.
El PNUD reconoce la existencia de un creciente y sostenido proceso de intensificación de la polarización política y social entre los países y dentro de ellos, con percepciones erróneas de la información que reciben, facilitada por el uso de las nuevas tecnologías digitales.
La polarización como estrategia electoral nos ha conducido a enemistar la política, volviéndola irreconciliable en el ejercicio del poder. Cada día están más presentes los discursos y mensajes centrados en fomentar la discrepancia, el miedo, el enfrentamiento y la ruptura de las instituciones de la democracia representativa.
BALANCE
El secretario general de la OEA, Luis Almagro, en la última Asamblea de la Organización, en Lima, señaló: “No se puede continuar excluyendo. No es momento de insistir y crear narrativas de polarización y discriminación que nos distraen de las labores cruciales que tenemos por delante. Despejemos los prejuicios y que haya tolerancia para aceptar a quienes piensan distinto, apoyándonos en solidaridad y tendiendo puentes en nuestros países”.
Es hora de asumir nuevamente en la región el “nosotros” como un término incluyente, en el cual todos nos reconozcamos y aportemos al bienestar colectivo, eliminando toda forma de discriminación. Es la hora de tender puentes y construir un futuro donde tod@s tengamos un lugar.
Los puntos de vista son a título personal.
No representan la posición de la OEA
