Proyección regional
Un factor a considerar es la creciente inflación producida como uno de los efectos colaterales de la guerra. El promedio de la inflación regional al mes de junio del 2022 se sitúa en el 8.4%, duplicando el promedio entre 2005 y 2019
El pasado 23 de agosto, la Comisión Económica para América Latina (Cepal) presentó su informe anual: Estudio Económico para América Latina y el Caribe 2022: dinámica y desafíos de la inversión para impulsar una recuperación sostenible e inclusiva. En este texto se proyecta la compleja situación regional, que se encuentra resumida en el corto crecimiento económico, la más alta inflación de los últimos tiempos, el bajo dinamismo en la creación de empleo, la caída en la inversión y las crecientes demandas sociales.
El panorama estará marcado por la incertidumbre, producto de la suma de factores globales, como son los múltiples efectos de la pandemia y de la guerra entre Rusia y Ucrania.
La Cepal estima que en el 2022 la tasa de crecimiento económico de América Latina será de apenas 2,7%, en contraste con el 6,5% registrado en 2021, la evolución económica no será homogénea para los 33 países de América Latina, al existir varias economías nacionales cuyos indicadores se encuentran estancados, el factor principal para esta situación es la reducción de la demanda comercial de las exportaciones de América Latina, provocada por la desaceleración del comercio mundial por la guerra en Europa.
Otro factor a considerar es la creciente inflación producida como uno de los efectos colaterales de la guerra. El promedio de la inflación regional al mes de junio del 2022 se sitúa en el 8.4%, duplicando el promedio entre 2005 y 2019, el cual se ubicó en 4.1% anual. Esto ha incrementado el costo de los productos esenciales de la canasta básica de la población, los combustibles, el gas y la energía.
La suma de todos estos factores ha impactado negativamente en los presupuestos públicos afectando mayoritariamente a los hogares más vulnerables, creando condiciones para crecientes demandas sociales y movilizaciones frente a la crisis y sus efectos.
La pandemia ha dejado cicatrices profundas, las cuales deberán emplear varios años para superar sus efectos, como lo mencionó Mario Cimoli, secretario ejecutivo de la Cepal, una inflación con poco crecimiento y poca inversión afecta a los sectores más humildes y crea mayor desigualdad.
Frente a esta situación, el aumento de la inversión pública y privada constituye una herramienta esencial para reactivar a la economía. La inversión pública no es suficiente, se requiere de inversiones de carácter privado tanto nacionales como extranjeras que potencien el capital humano en áreas industriales, tecnológicas, comerciales, sociales y de economía del cuidado.
Incrementar la inversión en la región requiere de Estados y gobiernos democráticos, legítimos, confiables, estables, con marcos jurídicos e institucionales que generen certeza, seguridad jurídica y transparencia para el despliegue de su trabajo productivo.
El único camino posible para revertir la crisis es la democracia y el desarrollo, el paso a una economía regional cooperativa y solidaria, bajo un enfoque de derechos, equidad, inclusión y sostenibilidad, tendentes a superar las brechas de igualdad y exclusión latentes en nuestro continente.
BALANCE
Como lo señala el secretario general de la OEA, Luis Almagro, es inadmisible la dimensión de pobreza y desigualdad que tenemos. Si no resolvemos estos temas estructurales, va a ser muy difícil que nuestras democracias den saltos al desarrollo, que son tan necesarios y urgentes para nuestros pueblos.
Los desafíos regionales son enormes, debemos impulsar nuestras economías sin retroceder en nuestros derechos, fortaleciendo los sistemas democráticos y la gobernanza, denunciando todo tipo de autoritarismo y abuso.
*Los puntos de vista son a título personal.
No representan la posición de la OEA
