Inteligencia artificial y democracia

Es importante evitar que el uso nocivo de las herramientas tecnológicas distorsione el debate público, violentando nuestro derecho a tomar decisiones informadas de forma veraz

El desarrollo acelerado de la tecnología impacta de forma directa a todas las actividades humanas, incluyendo la política y la democracia. La tecnología ha transformado profundamente la forma de relacionarnos.

Una expresión de este “cambio de paradigma” es la irrupción de la Inteligencia Artificial (IA), mediante la cual máquinas, previa programación, producen: textos, imágenes y simulación de voz, siendo difícil distinguir entre contenidos creados por seres humanos y aquellos producidos artificialmente. 

Somos testigos de la creación del chatGPT, que es un sistema basado en el modelo de lenguaje por Inteligencia Artificial, siendo suficientemente  convincente para hacerse pasar por humano. El chatGPT utiliza redes neuronales que usan grandes cantidades de datos, pudiendo reconocer patrones y estructuras de lenguaje.

Uno de los grandes problemas de la democracia contemporánea radica en la proliferación de fake newsdeep fakes. Estos recursos se perfeccionan logrando mensajes de comunicación política que simulan y distorsionan actos o declaraciones de personas reales, suplantando su identidad, diciendo o haciendo cosas que nunca expresaron o realizaron.

Estos contenidos falsos son difundidos y replicados masivamente en las redes sociales, con poca capacidad de contrastación y verificación, impactando negativamente el ejercicio de la política y las campañas electorales.

Las narrativas falsas y su consecuente distorsión de la verdad lesionan la credibilidad y la confianza de las instituciones y sus autoridades, deformando gravemente el debate público e insertando mitos y falsedades en la sociedad. 

La mala utilización de estas herramientas tecnológicas está afectando la democracia y nuestro derecho a poseer, producir y difundir una información transparente, contextualizada, plural y veraz, sujeta a verificación y contraste.

El secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, ha señalado que es necesario discutir sobre cómo las herramientas digitales pueden servir para fortalecer el Estado de derecho, la democracia y los derechos humanos, en lugar de contribuir a su debilitamiento.

Debemos estar preparados para la presencia de la IA y sus herramientas, reformando y actualizando los marcos normativos e institucionales que permitan potenciar los aspectos positivos de las nuevas tecnologías y su buen uso; generando sociedades capaces de contrarrestar, contextualizar y verificar la información que se obtiene de las redes sociales y los medios digitales.

Debemos adaptarnos a los cambios que genera la tecnología desde una perspectiva multidisciplinaria, potenciando las oportunidades que nos ofrecen. Esta visión integral permitirá establecer marcos regulatorios democráticos que no tiendan a la censura, el objetivo común es tener sociedades críticas, informadas y plurales.

Es importante evitar que el uso nocivo de las herramientas tecnológicas distorsione el debate público, altere las campañas electorales, engañando a la gente y violentando nuestro derecho a tomar decisiones informadas de forma veraz.  

BALANCE

La tecnología llegó para quedarse en todas las esferas de lo humano y lo cotidiano. Nuestro gran reto es captar y aprovechar las oportunidades que nos genera, trabajando en concientizar a la sociedad sobre el buen uso de las redes sociales y de la tecnología.

Vivimos en una arena digital en donde todos, sin excepción, somos responsables de lo que decimos, compartimos y replicamos. Preservar la democracia en este nuevo entorno requerirá de imaginación y cambios profundos. Un gran reto en el momento más delicado.

* Los puntos de vista son a título personal.

No representan la posición de la OEA

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