Haití

Como lo señala con precisión Luis Almagro, para alcanzar la paz e iniciar un proceso de reconstrucción democrática, el primer paso es el esclarecimiento de la verdad y que haya justicia en torno al asesinato del presidente Jovenel Moïse. Adicionalmente, debe adelantarse una serie de procesos que permitan resolver los problemas crónicos que afectan a la nación haitiana

Por cerca de tres décadas, la comunidad internacional ha hecho presencia en Haití a través de diferentes organizaciones, países e instituciones. No obstante, la nación caribeña vive el momento más desafiante de su historia.

La ONU ha tenido presencia con varios proyectos y misiones desde 1947, siendo la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití (MINUSTAH) la más destacada.

La OEA, por su parte, ha estado presente desde 1956 con proyectos que incluyen Misiones de Observación Electoral, modernización del sistema de registro civil, proyectos de fortalecimiento institucional y anticorrupción, entre otros.

Sin embargo, pese a los constantes esfuerzos internacionales, la situación se hace cada vez más desesperada. Lamentablemente, el país no ha logrado construir un modelo de desarrollo que permita a su población salir de la permanente crisis política, económica y social, que se complejiza aún más a causa de los desastres naturales que han azotado a la isla en varias ocasiones.

Ante una situación tan precaria, la Secretaría General de la OEA, encabezada por Luis Almagro, emitió el 8 de agosto un comunicado muy relevante sobre la situación de Haití, en el que subraya que, a pesar de más de 20 años de presencia internacional, no ha sido posible facilitar la construcción de instituciones con capacidad de responder a los problemas más urgentes.

La inhabilidad de la comunidad internacional, sumada a los problemas ancestrales de Haití, ha detonado el surgimiento de bandas criminales que han provocado el empeoramiento de la desinstitucionalización y la crisis política.

En el contexto actual no existe un sistema de balances, ni en el sistema político ni en la dimensión social; por el contrario, persiste la violencia, el mal uso de la fuerza interna, instituciones fallidas y una falta evidente de capacidades en la sociedad civil. Como lo señala con precisión Luis Almagro, para alcanzar la paz e iniciar un proceso de reconstrucción democrática, el primer paso es el esclarecimiento de la verdad y que haya justicia en torno al asesinato del presidente Jovenel Moïse.

Adicionalmente, debe adelantarse una serie de procesos que permitan resolver los problemas crónicos que afectan a la nación haitiana: un proceso de diálogo institucionalizado e incluyente entre todas las fuerzas políticas que sea posible incorporar; un proceso confiable para la realización de elecciones libres, justas y transparentes; así como un proceso institucional de seguridad.

Para diseñar e implementar estos procesos de manera exitosa, la comunidad internacional sigue siendo fundamental. Como lo menciona el comunicado del secretario general de la OEA, “la responsabilidad de la cuenta a pagar está en unos pocos que no deben ni pueden tardar en asumir esa responsabilidad porque el tiempo juega en contra de Haití, porque todo lo que pasa simplemente empeora la situación”.

BALANCE

El tiempo corre en contra de la nación haitiana, cada día la situación se hace más difícil y aumenta el número de víctimas de la violencia indiscriminada; los niños no cuentan con un sistema educativo de calidad y las oportunidades para los jóvenes son prácticamente inexistentes.

La comunidad internacional debe revisar lo que ha acontecido en Haití. Hoy más que nunca, el país necesita de su apoyo y compromiso. No hay tiempo que perder.

Es esencial revisar la implementación de medidas que impliquen inversiones sostenibles, rediseño institucional y acciones democráticas para que, a través de las urnas, sea posible construir una salida política y dialogada a los conflictos que viven los haitianos en la actualidad.

*Los puntos de vista son a título personal.

No representan la posición de la OEA

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