Globalización democrática
El premio Nobel de Economía Amartya Sen ha señalado que el reconocimiento de la democracia como un sistema universalmente relevante es una gran revolución en el pensamiento y una de las principales contribuciones del siglo XX.
La expansión de la democracia como un valor universal se originó esencialmente a lo largo del siglo XX durante el cual su implementación dejó de ser una aspiración reducida a determinados países y regiones del planeta, para convertirse en un objetivo claro para toda nación y pueblo.
El premio Nobel de Economía Amartya Sen ha señalado que el reconocimiento de la democracia como un sistema universalmente relevante es una gran revolución en el pensamiento y una de las principales contribuciones del siglo XX.
La noción de una “globalización democrática” tuvo su punto de partida luego de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), en donde se marcó el derrumbe de posiciones políticas totalitarias (nazismo y fascismo).
En el informe Democracy Index 2021 del diario inglés The Economist, de un total de 167 países que se incluyeron en el estudio, 108 de ellos tienen características democráticas en el mundo, representando el 64,7% de los Estados a nivel mundial, mientras que los regímenes autoritarios gobiernan en 59 naciones representando el 35.3% de éstas a nivel global.
La vigencia de la democracia representativa al garantizar la soberanía popular, la separación e independencia de los poderes públicos y el pluralismo político, se convierte en el escenario idóneo para la vigencia y ejercicio pleno de todos los derechos humanos.
A nivel mundial, los diversos bloques de integración regional inicialmente otorgaron una enorme importancia al eje comercial y económico entre sus Estados miembros, con la finalidad de crear mercados comunes regionales, estableciendo normas e instituciones comunitarias para alcanzar dicho fin.
Posteriormente, de forma paulatina han situado al eje democrático como el pilar fundamental de su trabajo y como el requisito ineludible que deben cumplir los Estados que los integran para formar parte de dichos bloques.
La Unión Europea (UE), constituida durante la posguerra en Europa a través del Tratado de Roma de 1957, inicialmente promovió una “globalización económica” entre sus Estados miembros a través de la creación de un mercado común europeo.
Más adelante, los Tratados de la Unión Europea (Maastricht) (1992), Ámsterdam (1997), Niza (2001) y Lisboa (2007) establecieron a la democracia, los derechos humanos, el Estado de derecho, la libertad, la dignidad humana y la igualdad como los valores fundamentales que orientan la integración europea. Ahora, en la suscripción de sus acuerdos comerciales con otros bloques regionales o con otros países de forma bilateral, la Unión Europea integra dentro de ellos una “cláusula democrática”.
En nuestro hemisferio, la Carta Democrática Interamericana (CDI) evidencia el compromiso de los países miembros de la OEA por establecer una comunidad democrática hemisférica, a través del fortalecimiento y preservación de la democracia representativa dentro de sus miembros, la celebración de elecciones libres, justas y transparentes, con procesos democráticos que certifiquen transiciones del poder pacíficas y que se garanticen los derechos humanos.
BALANCE
Como lo ha manifestado el secretario general de la OEA, Luis Almagro, la defensa de la democracia es un mandato central de la organización y el pilar fundamental de las relaciones internacionales en el hemisferio. La democracia es la estrella polar del continente.
En forma concluyente, la “globalización democrática” impulsada por los grandes bloques políticos y económicos regionales, ha incrementado ostensiblemente el número de países en los cuales rige la democracia representativa, promoviéndola como el régimen de gobierno deseable para todas las naciones y pueblos.
*Los puntos de vista son a título personal.
No representan la posición de la OEA
