Cumbre para la democracia

La democracia se construye a diario en la elección de la junta de una empresa o un sindicato, en las manifestaciones ciudadanas sobre asuntos públicos, en leer opiniones diferentes.

Representantes de más de 100 países, líderes de gobierno, sector privado y sociedad civil se dieron cita entre el 8 y 10 de diciembre, en el marco de la primera de dos cumbres para la democracia, auspiciadas por el gobierno de Estados Unidos.

Durante este evento se tocaron tres temas prioritarios para la democracia global: la necesidad de fortalecer la resiliencia democrática, la importancia de la prevención y lucha contra la corrupción para enfrentar la erosión de la democracia, y la protección de los derechos humanos y de las instituciones democráticas.

Quizá no ha habido un momento tan crítico en la historia reciente para trabajar en favor de la democracia como el que vivimos ahora, y así, precisamente, lo señaló el presidente Joe Biden durante la apertura de la cumbre, al resaltar que la renovación de la democracia constituye un desafío definitorio de nuestro tiempo.

La cumbre de la semana anterior, así como la que se llevará a cabo en 2022, tuvo como objetivo fundamental coordinar una estrategia efectiva que permita robustecer y defender las democracias alrededor del mundo. En esa línea, el presidente Biden anunció la “Iniciativa para la renovación democrática”, la cual busca expandir de manera importante los esfuerzos de Estados Unidos para mantener y aumentar la resiliencia democrática en cooperación con otros países y socios estratégicos.

Estos esfuerzos estarán dirigidos al adecuado funcionamiento de una gobernanza transparente y responsable a través del apoyo a medios libres e independientes, el compromiso con el combate a la corrupción, el fortalecimiento de reformas institucionales, el respaldo a los avances tecnológicos para la democracia, y la defensa de los procesos políticos y de elecciones libres y justas.

Esta iniciativa coincide plenamente con los valores y principios establecidos hace dos décadas en la Carta Democrática Interamericana de la OEA, que hoy cobran aún más vigencia y relevancia. La democracia es el bastión para el desarrollo, la paz y la estabilidad de todas las naciones, y es en ese sentido que la cooperación entre quienes participaron de esta cumbre debe alinearse.

Los persistentes ataques a la separación de poderes que afectan la gobernabilidad y ponen en riesgo al Estado de derecho, el ejercicio autoritario del poder y la dañina y peligrosa polarización son algunos de los desafíos y amenazas que nos recuerdan que la democracia no puede darse por sentada y que hay que trabajar todos los días en su defensa y consolidación.

Se espera que los gobiernos participantes de la cumbre se comprometan a unir esfuerzos para el fortalecimiento de la democracia en sus países y en su entorno regional. El estado de esas promesas será revisado y evaluado en la segunda cumbre el próximo año.

BALANCE

La democracia se construye cotidianamente, en la elección de la junta de una empresa o de un sindicato, en las manifestaciones ciudadanas sobre los asuntos públicos, en la oportunidad de leer opiniones diferentes en la prensa o en la elección de consejos estudiantiles. La democracia es inherente a los valores de la sociedad humana.

Como lo ha señalado Luis Almagro, secretario general de la OEA: en el camino hacia la consolidación de la democracia es  indispensable apoyar la participación ciudadana, a través de elecciones libres, justas y transparentes; salvaguardar la libertad de prensa; empoderar a la ciudadanía para exigir rendición de cuentas; respaldar y proteger a líderes sociales y defensores de los derechos humanos, y favorecer a toda costa el derecho al voto como condición indispensable para una vida plena de derechos.

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