2021: erosión y resiliencia
La pandemia ha tenido un mayor impacto en democracias frágiles que carecen de instituciones resilientes y en las que la separación y el equilibrio de poderes es deficiente
Al acercarnos al final del año, vale la pena hacer una primera reflexión sobre el balance de la democracia en 2021. Covid-19 se mantiene presente como un factor decisivo, y sus secuelas continúan marcando la manera en que los diferentes gobiernos elaboran sus planes para los próximos años.
Si bien el continente enfrentaba retos añejos y atávicos, la pandemia los ha agudizado, poniendo al descubierto una serie de vulnerabilidades que afectan gravemente el desarrollo y, en muchos casos, la estabilidad política de la región.
La pandemia ha tenido un mayor impacto en democracias frágiles que carecen de instituciones resilientes y en las que la separación y el equilibrio de poderes es deficiente. Quizá, la principal amenaza a la democracia en la actualidad sea precisamente la progresiva erosión de la institucionalidad y de los principios democráticos.
Recientemente, el secretario general de la OEA, Luis Almagro, señalaba que el panorama de la democracia en las Américas es de gran tensión ideológica, situación que genera una “enemización política”, que él describe como “el intento sistemático y reiterado de calificar al rival de turno como un enemigo”, lo cual, incluso, llega a ser un fenómeno más dañino y perjudicial que la polarización.
Almagro afirma que somos testigos de esquemas de cooptación de poderes y desinstitucionalización, de continuos ataques y cuestionamientos a los procesos electorales y del drenaje de la democracia por la corrupción. Quienes se alejan del camino democrático se aferran irracionalmente al poder, sin importar las consecuencias.
En esa dirección, el más reciente informe sobre el estado de la democracia global publicado por IDEA Internacional, Construyendo resiliencia en una era de pandemia, indica que nunca antes el número de países que atraviesan por una erosión democrática ha sido tan alto.
Más de una cuarta parte de la población mundial vive actualmente en países en retroceso democrático. Más preocupante aún es que el número de naciones que se dirigen hacia el establecimiento de regímenes autoritarios sobrepasan a aquellos encaminados hacia un sistema democrático.
Aunque el horizonte no es alentador, el informe de IDEA rescata la resiliencia de muchos sistemas democráticos que, pese a la pandemia y a la grave crisis asociada a la emergencia sanitaria, han logrado introducir y adaptar sus prácticas e instituciones en tiempo récord para continuar con la realización de procesos electorales.
La OEA ha logrado adaptarse a las circunstancias, continuando con su mandato de cooperación y observación electoral. Durante 2021, la Organización desplegó nueve misiones de Observación Electoral: en Ecuador, El Salvador, Bolivia, Perú, México, Santa Lucía, Bahamas, Paraguay y Honduras. Esta última es la más grande desde el inicio de la pandemia, compuesta por más de 90 especialistas y observadores de múltiples nacionalidades.
BALANCE
A pesar de las dificultades, la democracia se mantiene viva y la mejor prueba de ello es que, a lo largo de este año, sus instituciones han demostrado una vez más ser resilientes, encontrando espacio y oportunidades para proteger los derechos políticos de la ciudadanía.
En este escenario de erosión y resiliencia, será muy interesante analizar con detenimiento los resultados de la Cumbre Global de la Democracia convocada por el presidente Biden para el 9 y 10 de diciembre. Este encuentro, que se llevará a cabo de manera virtual, abordará estrategias para combatir el autoritarismo, la lucha contra la corrupción y la promoción de los derechos humanos. Ya lo comentaremos la próxima semana.
*Los puntos de vista son a título personal.
No representan la posición de la OEA
