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Striptease de la 4T

Francisco Garfias

Francisco Garfias

Arsenal

Al presidente López Obrador no le gustó que le arrebataran el monopolio de la calle. Está enojado. Eso lo llevó a redoblar su apuesta por la polarización de los mexicanos. Sus descalificaciones a la megamarcha en defensa del INE son infames.

Nada tienen que ver con la genuina preocupación de que el gobierno se apodere de los órganos electorales para asegurar la permanencia de la 4T.

Dijo en la mañanera:

“Los que se manifestaron ayer lo hicieron a favor de la corrupción, lo hicieron a favor del racismo, a favor del clasismo, de la discriminación, ése es el fondo… El INE fue una excusa”.

Para justificar su apuesta por la polarización y desacreditar la marcha utilizó las figuras de Roberto Madrazo, Elba Esther Gordillo, Vicente Fox, José Woldenberg, José Narro Robles, Margarita Zavala, Marco Adame, Claudia Ruiz Massieu, Beatriz Paredes. Todos asistieron a la marcha. A todos los metió en el mismo saco.

Se cuidó de no mencionar a Luis Donaldo Colosio, que también caminó por Reforma junto con Agustín Basave hijo.

* AMLO se sirvió de fotos e imágenes para desacreditar la manifestación y reiterar que fue una marcha a favor del clasismo y el racismo. Mostró el video de una señora que lo llamó “naco pendejo”. Comentó también el video que un joven subió a Facebook con un mensaje en el que propone que en la nueva Ley Electoral “se pida que sólo puedan votar los que terminaron la preparatoria y, ¡pum!, así se acaba Morena”.

El remate del mensaje presidencial sobre la manifestación fue una joya: “La marcha de ayer fue como un striptease político, público, del conservadurismo”.

* Uno de los clientes de López Obrador en las mañaneras es Gustavo de Hoyos, exdirigente nacional de la Coparmex. Él invitó a Vicente Fox a la marcha.

Lo buscamos para que nos diera una reacción. Le preguntamos sobre la afirmación del Presidente con respecto a que la marcha fue un striptease de los conservadores. Respondió:

“Hay que lamentar las descalificaciones, especialmente ésta, que me parece una lamentable expresión de misoginia del Presidente de la República. Segundo, si algo revelamos, hablando de enseñar algo, fue el espíritu democrático de la ciudadanía, de los mexicanos. También enseñamos que la calle, especialmente Paseo de la Reforma, no le pertenece al Presidente. Ha estado allí, pero ahora estamos nosotros.

“Creo que el tigre ya despertó. La ciudadanía ya salió a la calle. Lo que ocurrió ayer no es la última sino la primera llamada. En las semanas que vienen la movilización de los ciudadanos y su voz va a ir creciendo. Esta movilización fue, en el número de miles que queramos pensar, muy significativa, histórica, nacional”, afirmó.

* Martí Batres hizo el ridículo. Dice que siguió la marcha en defensa del INE desde el Centro de Monitoreo. Su cálculo de que asistieron entre 10 y 12 mil personas es de risa.

El mismísimo Andrés Manuel López Obrador lo dejó mal parado. El Presidente calculó la asistencia hasta en cinco veces más. Entre 50 y 60 mil manifestantes.

AMLO también minimizó la asistencia. “Fue poca gente, no hubieran llenado ni la mitad del Zócalo”, afirmó en la mañanera de ayer, sin tener ninguna base sólida para decir tal cosa.

¿De dónde sacó esa cifra? Un proverbio chino señala que una imagen dice más que mil palabras. Las que vimos ayer eran elocuentes.

* Yo sí fui a la marcha. Estuve parado en el camellón de avenida Reforma, a la altura de la embajada de Estados Unidos, de las 10:30, que se dio el banderazo, a las 12 de la tarde, que me moví hacia el Monumento a la Revolución.

El río de gente no se secó en esos 90 minutos (contados con reloj). Los carriles de la avenida, llenos. Las aceras, también. A mediodía me moví hacia el Monumento a la Revolución. No alcancé a ver la retaguardia de la marcha, pero con lo que observé era más que suficiente. Es la manifestación de inconformidad más grande jamás vista en los tiempos de la 4T.

Por su diversidad —vi muchos jóvenes y gente de distintos estratos sociales—; por el entusiasmo, por el fervor con el que se cantó el Himno Nacional y la determinación de defender la democracia, me volví a sentir orgulloso de ser mexicano.

Vi pancartas, mantas, carteles, banderas; muchas camisetas rosas y blancas, escuché consignas, batucadas, silbatos y hasta canciones como Cielito lindo.

La mayoría de las leyendas eran en defensa del INE, aunque también las había en contra del gobierno de AMLO. No faltaron las que aclaraban que no eran acarreados. “Ni Frutsis ni sándwich”, decían. Ninguna en tono clasista o racista. Ninguna.

La primera que anoté en mi libreta fue la de una pancarta que llevaba una pareja con su hijo: “AMLO, eres la desgracia que nos une a los mexicanos”. Otra, que portaba un hombre de mediana edad, recordaba: “En 2006 mandó al diablo a las instituciones. En el 2018 le diste el poder y hoy lo está cumpliendo”.

Pero la que más me llamó la atención fue la de un muñeco de pelo blanco, con la figura de AMLO. Lo vistieron de traje y corbata, como si fuera a la mañanera.

Tenía ambos brazos estirados. En la mano derecha sostenía un sobre grande con la palabra “aportaciones para el movimiento”, y en la izquierda una cartulina con una frase premonitoria: “Con el INE no pude”.

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