Su democracia y la nuestra
Dra. Claudia Sheinbaum: Te escribo porque escuché el discurso que leíste en tu cierre de precampaña y considero indispensable aclarar conceptos y desagraviar a los estudiantes de 1968. En una misiva anterior recordaba nuestro pasado en el movimiento estudiantil, ...
Dra. Claudia Sheinbaum:
Te escribo porque escuché el discurso que leíste en tu cierre de precampaña y considero indispensable aclarar conceptos y desagraviar a los estudiantes de 1968. En una misiva anterior recordaba nuestro pasado en el movimiento estudiantil, expresando decepción por tu respaldo a los injustos ataques presidenciales contra la UNAM y su autonomía (Carta a la ceuísta Claudia Sheinbaum, 26/10/21); ahora pretendo combatir la amnesia y el engaño.
El viejo régimen que llegamos a enfrentar juntos se caracterizaba por el poder omnímodo del presidente, que hacía de la división de Poderes una simulación y ejercía de facto lo que Jorge Carpizo llamó “facultades metaconstitucionales”. A esos monarcas sexenales, nadie les venía con el cuento de que la ley es la ley.
Ese hiperpresidencialismo es el que están restaurando y, para vencer resistencias, anuncian un plan C, que permitiría al Ejecutivo controlar la Corte y las autoridades electorales a través de la operación del nuevo partido de Estado. La anunciada iniciativa presidencial para desaparecer órganos autónomos confirma esa intención de concentrar el poder, deshaciéndose de contrapesos. Sin embargo, tienes el descaro de reivindicar la lucha por la democracia mientras se empeñan en revertir sus conquistas. ¿Y cómo se te ocurre hacerlo a nombre de los jóvenes sesentayocheros? No sólo nos regresan al país de un solo hombre, sino que lo hacen empoderando como nunca a las Fuerzas Armadas. ¿Debo recordarte quiénes lanzaron el bazucazo a la puerta de la Prepa Uno, tomaron Ciudad Universitaria y el Casco de Santo Tomás e irrumpieron en la Plaza de las Tres Culturas?
Javier Barros Sierra afirmó que la animadversión del régimen contra la comunidad universitaria era por no tolerar la discrepancia, lo mismo que vemos cada mañana en Palacio Nacional y que constatamos con tu gobierno en la CDMX. Como entonces, ustedes son repelentes al diálogo, gobiernan en solitario y usan la procuración de justicia como arma política. Si hay alguna diferencia es que antes cuidaban más las formas, ustedes son tan desvergonzados que piensan postular al Senado a la recién rechazada exfiscal “autónoma”, Ernestina Godoy.
Sin los avances de la transición jamás hubieran gobernado la capital y menos el país. Acotar el poder presidencial y sacarlo de las campañas para dar equidad a elecciones confiables fueron el norte de cambios que el Presidente ignora, revierte o asedia. Nadie ha violado tanto y con tanta impunidad la ley electoral como el actual mandatario.
Quieren desmontar unilateralmente las conquistas del pluralismo. Cuando Manuel Bartlett tiró el sistema en 1988, protestaron juntos Cuauhtémoc Cárdenas, Manuel Clouthier y Rosario Ibarra. En ese momento, Andrés Manuel López Obrador todavía militaba en el PRI, pero ya en la oposición suscribió con ese partido y el PAN los acuerdos de 1996 que dieron autonomía al INE, crearon un tribunal independiente y establecieron la elección de gobernantes en el entonces DF.
Pregúntale a Alejandro Encinas si participó en la creación del Inai para simular el combate a la corrupción. De hecho, no hay institución que busquen desaparecer que no haya sido impulsada y aprobada por miembros destacados de su movimiento. Necesitaron de la democracia para llegar al poder, pero ahora les estorba porque ya no lo quieren soltar.
Repites la pueril y falsaria historia oficial del viejo régimen para concluir que por herencia tienen el monopolio de la representación del pueblo, negándole legitimidad a tus adversarios. Recurso demagógico de las llamadas democracias iliberales para justificar el control partidista de las instituciones y la exclusión de las minorías políticas.
Xóchitl Gálvez representa la democracia pluralista que ustedes traicionaron. Tú serás la candidata de la posverdad, apostando a la propaganda, aunque la desmientan los hechos. Hasta tienes la audacia de proclamar su humanismo tras el criminal manejo de la pandemia, el desdén por las víctimas, la obediencia ciega, la desaparición de desaparecidos y el acarreo masivo y sistemático de personas. En fin, al régimen autoritario y sus mentiras responderemos con la fuerza de la razón. ¿Te suena?
