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AMLO vs. Calderón

Fernando Belaunzarán

Fernando Belaunzarán

El cambio prometido y los resultados no se constatan en la 4T, se decretan desde la presidencia. Los famosos “otros datos” del titular del Ejecutivo responden a la anomalía, convertida en regla, del desajuste entre la realidad y la narrativa épica que da cuenta de un parteaguas histórico que tiene por demostración irrefutable la felicidad desbordada del pueblo, la cual también, por supuesto, fue decretada por el Presidente.

No hay errores, fallas o incluso inconvenientes. La transformación es incontrovertible y dogma de fe en la abrumadora propaganda oficialista. Como la economía está estancada, para Andrés Manuel López Obrador el crecimiento dejó de ser importante –aunque haya fustigado a Peña Nieto por su “mediocre 2 por ciento”– y lo fundamental ahora es el “desarrollo”, donde asegura ha avanzado el país, pero sin aclarar cómo lo mide y con qué estudios lo sostiene. No existe un solo dato corroborable que demuestre que sus programas sociales han disminuido la pobreza o reducido la desigualdad, pero, de nuevo, su palabra basta.

Con la inseguridad la tiene más complicada. La cifra de homicidios no se puede ignorar y su primer año de gobierno apunta a ser el más violento del siglo –al menos hasta el 2020–. Entonces, al no poder minimizar el problema, necesita a quién culpar. No deja de ser anecdótico que, 24 horas después de comprometerse a ya no responsabilizar a gobiernos anteriores, haya recordado el inicio de las operaciones militares contra el narco en el mandato del expresidente Felipe Calderón; y para fijarlo en la opinión pública, sabiendo que se haría viral, lo llamó Comandante Borolas, en referencia a la chamarra del ejército que utilizó entonces y que, en efecto, le quedaba grande.

Es verdad que rebajar así el debate público desde la presidencia es pernicioso y recuerda a Donald Trump, tan dado a poner apodos a sus adversarios; pero no deja de ser efectivo. Logró fijar en la opinión pública la imagen de Calderón vestido de militar. En el terreno de la percepción no manda la lógica. Que el sexenio de Enrique Peña Nieto sea obviado, así sea más próximo y violento que el de su antecesor, no detiene la andanada. Esto no se explica, al menos no únicamente, por la antipatía con uno y la simpatía con el otro. La figura de “La guerra de Calderón” está arraigada en el imaginario social.

La paradoja del gobierno es señalar a Felipe Calderón por establecer una contraproducente estrategia de militarización de la seguridad pública que desató la violencia y vulneró derechos humanos cuando Andrés Manuel López Obrador no sólo la continúa, sino que la radicaliza. Lo que sería temporal y focalizado se volvió permanente y general. Hoy hay más militares en las calles que hace siete años, se les usa para más actividades y se viola con descaro el mandato constitucional sobre el carácter civil de la Guardia Nacional. En este aspecto, AMLO resultó más calderonista que Calderón.

En todo caso, la diferencia estaría en la expectativa de pactar con el crimen organizado, aquella propuesta de campaña no bien aclarada de amnistía. Olga Sánchez Cordero mencionó que estaban en pláticas con grupos hartos de “matarse unos contra otros”.

La Secretaría de Gobernación después aseguró que se refería a las autodefensas con las que se ha reunido el subsecretario Ricardo Peralta, quien terminó siendo desautorizado por el Presidente, como si para algo tan delicado se moviera solo. Parece que esa ruta ya no caminó, aunque siguen permitiendo que humillen y vejen a militares en distintas comunidades, debido a la orden dada de ni actuar ni responder.


De paso

Futuro 21 es una plataforma de confluencia que se plantea construir una alternativa política al actual gobierno y su partido. Socialdemócratas, liberales, progresistas y ciudadanos de muy diferentes profesiones, preocupados por la mala marcha del país, hemos puesto sobre la mesa una agenda para que se enriquezca con la participación de muchos. El camino para recuperar al Congreso como contrapeso en 2021 apenas comienza. Como dijo en su primera asamblea el exrector José Narro Robles: “México requiere decencia y democracia, generosidad y entrega. México nos ha dado todo, regresemos a la Patria un poco de lo que hemos recibido”

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