No engañarse
Notable el presidente finlandés, Alexander Stubb, quien recuerda los 1,300 kilómetros de frontera con Rusia y las guerras “existenciales” para sobrevivir sus ánimos imperiales, la invasión de 1939.
Las fotografías serán historia.
Primera foto.– Trump y su comparsa Vance acosando a Zelenski, exigiéndole cuentas, orillándolo a la capitulación, responsabilizándolo de una guerra mundial. Cero diplomacia, el bullying trumpista en su máxima expresión. Trump hablando por Putin. El mundo al revés. De entrada, la crítica a su atuendo. El presidente ucraniano como el “irrespetuoso”. No recuerdan los overoles de Churchill, el mismo caballero que se presentaba de frac y sombrero de copa, o repleto de condecoraciones, usó unas extrañas prendas de pedido especial para recordar los momentos que vivía Europa y, en particular, su país. Es el equivalente a portar luto, el color negro como necesaria ostentación de una pérdida. Ucrania fue invadida. La muerte los merodea todos los días. Ellos sí están a diario en la defensa de su soberanía.
Segunda foto.– Los líderes de la Unión Europea –casi dos docenas– y el premier canadiense, el representante de OTAN, de la Comisión Europea y del Consejo Europeo, convocados por el primer ministro británico, todos arropando a Zelenski, tan sólo 48 horas después. Ellos también pueden invocar el término soberanía, en tanto que han sido capaces de construir un andamiaje político –el más complejo de la humanidad– para lograr una forma de asociación y cogobierno de beneficios mutuos. Han sido capaces de sobreponer las siempre renovadas figuras de los derechos humanos, una ampliación de los mismos, a costumbres y tradiciones. Pero, eso sí, todos cumplen con estándares mínimos en lo que a libertades se refiere y, por supuesto, en seguridad, administración de justicia y otros. Un brinco civilizatorio. En la tradición de Rousseau, ceder soberanía para ganar soberanía.
La Unión Europea aporta la mitad de los recursos de apoyo a Ucrania, el país invadido por Putin, que ahora goza de la complicidad de Trump. La Unión Europea reacciona y revive frente a los ánimos imperiales de Putin. De ahí la importancia de los discursos de dos cancilleres alemanes, el saliente, Olaf Scholz, y el entrante, Friedrich Merz: apoyo a Ucrania y rechazo de Merz a la ultraderecha, AfD. Imperdibles los discursos previos de Justin Trudeau, febrero primero, dirigido a los estadunidenses, en el cual les recuerda de los múltiples apoyos canadienses a EU, justo en los momentos críticos: guerras, Normandía, 11 de septiembre o los incendios en California. Les advierte de las consecuencias negativas de las propuestas arancelarias de Trump para los ciudadanos de ambos países. Trudeau recuerda el carácter soberano de la asociación con EU y México. Trump quiere a Canadá como el estado 51. Por eso aparece la soberanía. Notable el presidente finlandés, Alexander Stubb, quien recuerda los 1,300 kilómetros de frontera con Rusia y las guerras “existenciales” para sobrevivir sus ánimos imperiales, la invasión de 1939. Entendemos lo que están viviendo, le dice a Zelenski, se trata de la defensa del nationhood, de las condiciones para ser una nación con gobierno, tradiciones y lenguaje propio. Todos estamos en riesgo.
Pero las presiones sobre México son muy diferentes.Von der Leyen fue muy clara. Todo país tiene derecho a reinventar su sistema de impartición de justicia, pero éste… tiene que ser independiente, eficiente, imparcial y eficaz. ¿Lo será por elección? Por supuesto que no. Las advertencias y sus consecuencias ya están allí: la Inversión Extranjera Directa (nueva) disminuye dramáticamente. Al gobierno de México se le reclama la complicidad con el narco. Nada hay de soberanía. Es crimen. Van los 29 como ofrenda, Sheinbaum arroja la culpa a los jueces. ¿Pero si estaban presos? Aunque faltan muchos. Se engaña. Las omisiones, la complicidad son evidentes. Sheinbaum rectifica en los hechos. Bien por ello. Pero su narrativa engaña y se engaña. Más de 30% del territorio en manos del narco. Eso sí es perder soberanía. La reforma judicial formalizará la complicidad.
Los aranceles van. Tendrá que rectificar. Hay fórmulas.
