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Un viaje peculiar

Federico Ponce Rojas

Federico Ponce Rojas

La verdadera amistad es una planta de lento

desarrollo y debe experimentar y resistir

los embates de la adversidad antes de tener

derecho a dicha denominación


G. Washington

 

El primer viaje al extranjero del presidente López Obrador tuvo como objeto celebrar la puesta en marcha del nuevo tratado comercial T-MEC, visita “oficial de trabajo” que no estuvo exenta de críticas, pero también de opiniones favorables y, fue una celebración que tuvo la notoria ausencia de uno de los firmantes: Canadá.

Este tipo de viajes son habituales y buscan, más allá de una mera celebración (el tratado fue negociado por la administración pasada, firmado por el presidente Peña el último día de su gobierno, y entró en vigor el 1º de julio), la resolución de problemas comunes, el contacto personal entre presidentes es cosa común y no un tema de la “nueva normalidad”.

Las agendas de una visita de esta naturaleza son previamente discutidas por los responsables de la política exterior de los respectivos gobiernos, incluso los protocolos, es decir, la forma del fondo, están incluidos en estos acuerdos previos.

Merece reconocimiento el trabajo de la parte mexicana, un discurso bien estructurado que coronó la visita.

La decisión de viajar en avión de línea y de la manera como lo hizo el Presidente en su primera salida al extranjero, haciendo de lado consideraciones de seguridad, tiempos muertos, incluso de salud, fue su decisión y obedece a su personal estilo de gobernar.

Sin embargo, no deja de llamar la atención que nuestro país, teniendo los medios y la experiencia para ofrecer al jefe de Estado la posibilidad de realizar viajes con un desgaste menor, mayor seguridad para propios y extraños y menor exposición a imprevistos, no haya optado por estos recursos, más aun cuando ya han sido usados en la presente administración para otros propósitos.

La soberanía como principio rector de la tradición de la política exterior mexicana, entendida en su doble aspecto: hacia el interior como máxima instancia de decisión jurídica, y hacia el exterior, como un valor de autonomía e independencia con respecto a los otros Estados, quedó a salvo con una agenda de trabajo ligera y dejando a un lado temas de la mayor relevancia siempre presentes en la complicada relación con el vecino del norte.

Prevaleció la diplomacia y la política de cortesías expresadas mutuamente en el Jardín de las Rosas de la Casa Blanca.

La compleja relación con los Estados Unidos de Norteamérica ha sido desde siempre un asunto a resolver de manera permanente.

Uno de los capítulos más importantes sobre este tema son los conflictos armados entre México y los Estados Unidos, el resultado más grave fue la pérdida de más de la mitad del territorio que en ese entonces constituía la naciente República Mexicana.

El diferendo ha sido continuo, con dos países que comparten una frontera común de 3,169 km de longitud, que corre por 6 estados mexicanos, 4 estadunidenses y 20 puntos de cruce, más los incontables pasos ilegales incluidos túneles.

La cantidad de visitas oficiales a uno y otro lado del río Bravo no sólo de los presidentes, sino también de los servidores públicos con capacidad decisoria, seguirán sucediendo; agendas a cubrir con temas de la mayor diversidad, pero, particularmente, los que se refieren a la seguridad fronteriza, migración, drogas, armas, derechos humanos, etcétera.

La más reciente fue breve, cordial y con una agenda limitada, no podría decirse que amistosa, pues la amistad va más allá de un encuentro cordial; a decir de muchas voces tuvo tintes político-electorales encubiertos, peligrosos para ambos lados, el embajador emérito Rozental señaló, “preocupa el efecto que este viaje tendría en cuanto al apoyo simbólico de López Obrador a Trump en campaña, el desdén a los demócratas”.

El presidente mexicano también en campaña de cara a las elecciones del próximo año, apostó en el mismo sentido.

“Con el ganador hasta pierda “reza el adagio popular. Las elecciones presidenciales estadunidenses que se llevarán a cabo el próximo noviembre podrían ser el principio de una gran amistad (¿habría visita de Estado?) o será otro diferendo, ahora con los demócratas.

¡La moneda está en el aire!

 

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