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Democracia y civilidad

Federico Ponce Rojas

Federico Ponce Rojas

Nos estamos perdiendo de vista la civilidad en gobierno

y política. El debate y el diálogo tiene un respaldo

a la política de destrucción y control de ira.

El dogma ha sustituido el debate reflexivo entre personas de distintos puntos de vista.

James McGreevey

 

La ceremonia inédita e histórica de la investidura del presidente Biden, la pandemia, el miedo, la barbarie, tras el asalto al Capitolio y la ausencia grosera de Trump, razones para llevarla a cabo reduciendo el público asistente, para reducir los contagios por covid-19 y un dispositivo de seguridad sin precedentes en la memoria de la nación vecina, más de 25 mil elementos de la Guardia Nacional desplegados en la capital Washington D.C.

Las palabras del presidente Biden, de suyo conciliatorio y propositivo, la unión como eje fundamental, en principio para ordenar la casa, sacarla del caos heredado y así iniciar su recomposición, en un nuevo orden mundial impulsado por el país más poderoso del mundo, la verdad como herramienta básica para lograr este objetivo:

“Las últimas semanas y meses nos han enseñado una lección dolorosa. Hay verdad y hay mentiras. Mentiras contadas por motivos de poder y provecho. Y cada uno de nosotros tiene el deber y la responsabilidad como ciudadanos, como estadunidenses, y especialmente como líderes que se han comprometido a honrar nuestra Constitución y a proteger nuestra nación, para defender la verdad y derrotar las mentiras”.

La violencia brutal, la división, la muerte de más de 400 mil personas, la refiere el presidente Biden: “ustedes son jóvenes y vienen de toda una historia de violencias, la universidad puede acogerlos para enseñarles democracia y civilidad de verdad, en el estricto sentido de la palabra, de volverlos no violentos; los docentes son el primer escalón para que los estudiantes lleguen al nivel superior con una nueva visión del mundo y entonces ellos puedan reproducir todo ese conocimiento”.

La democracia es el mayor acierto de la vida política del mundo actual, un logro que se ve anulado cuando oprime a la sociedad, con la corrupción, la violencia, impunidad y muerte. La democracia y la civilidad necesariamente tienen que recorrer el camino juntos en la búsqueda del bien común que todo Estado moderno busca, la falta de uno u otro lo que refleja es que algo un grave está afectando a nuestra sociedad. Con esta reflexión le dio un tinte relevante el presidente a su mensaje.

Trump hereda al presidente Biden un clima enrarecido y violento, con la radicalización de posturas políticas, con ofensas a las minorías, el enfrentamiento entre grupos socioculturales, descalificó sin razón liderazgos, le faltó al respeto a todo aquel que no estaba de acuerdo con lo que hizo y mintió a diario, incluso inventó noticias que generaban gran desconcierto e inseguridad, y como colofón, instigó a sus seguidores a cometer actos de barbarie que culminaron con la sinrazón violenta del asalto al Capitolio, la imagen de Estados Unidos nunca antes había estado tan deteriorada ante el mundo

En un México dividido es importante revisar estas reflexiones, confrontados como estamos, polarizados cada mañana, regresamos a la división, a los mensajes de odio, con los despropósitos de una campaña electoral que viene, en la que la aplicación de vacunas contra el flagelo del covid es usada como moneda de cambio, litigio en puerta para sostener las mañaneras, que son la puerta de salida de todos estos factores que nos desintegran como sociedad y como nación.

La ambigüedad ideológica, la incongruencia entre lo que se dice y se hace, la mentira como divisa cotidiana, los discursos de violencia y confrontación a nada conducen, la democracia no puede dirimir las diferencias en este clima de divisiones.

La civilidad es la conducta social que demanda amabilidad, acciones y palabras que constituyen un limitante a la violencia y a las diversas formas de incivilidad que se han vuelto lo primordial, en un mundo donde la preocupación política es la ambición por el poder mismo.

Lecciones que no podemos ignorar y que debemos tomar en consideración.

 

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