A 80 años de la no intervención en acción

El domingo se conmemoran 80 años del comienzo de la Segunda Guerra Mundial, y en abril se cumplieron los mismos años del final la guerra civil española, con la proclamación de la victoria de Francisco Franco sobre los republicanos. En ese tiempo, la política de México ...

El domingo se conmemoran 80 años del comienzo de la Segunda Guerra Mundial, y en abril se cumplieron los mismos años del final la guerra civil española, con la proclamación de la victoria de Francisco Franco sobre los republicanos. En ese tiempo, la política de México hacia España reveló que la no intervención, lejos de ser un principio abstracto y actitud pasiva, puede traducirse en una activa lucha antidictatorial y de solidaridad internacional.

En 1936, durante el gobierno republicano del Frente Popular (presidido por Manuel Azaña), España sufrió un clima de fuerte polarización política, consecuencia de las presiones que enfrentó del extremismo, de izquierda y de derecha. A la izquierda, agrupaciones campesinas radicalizaban sus demandas, las centrales sindicales organizaban huelgas, el PSOE y los republicanos estaban divididos y a la derecha, los monárquicos, el clero, los militares antirrepublicanos y falangistas eran afectos al golpismo y la violencia. El asesinato del líder monarquista José Calvo Sotelo, y el descubrimiento de los planes conspirativos fueron el detonante de la rebelión militar en julio, comenzada en Marruecos. Aunque los golpistas, dirigidos inicialmente por el general Sanjurjo, no lograron el control de Madrid, Barcelona, Bilbao, Valencia y otras urbes, su levantamiento se extendió rápidamente a gran parte del país e instauraron una Junta de Defensa Nacional, que no fue reconocida por la mayoría de las naciones (entre ellas México), pero con respaldo del fascismo. La península se dividió en dos bandos irreconciliables y desiguales: uno de ellos, con unidad de mando político y militar (encabezado por el general Franco), ejército profesional, disciplinado y mejor entrenado, con fuertes apoyos económicos y militares, confrontó a un gobierno débil, con milicianos mal adiestrados y armados, con pocos oficiales preparados, y precaria ayuda (brigadas internacionales y algunos gobiernos amigos como la URSS), al ser dejadas a su suerte por la política aliada de apaciguamiento, que prohibió suministrar armamento a los contendientes y selló la frontera francesa.

Pese a ser un enfrentamiento desigual, el conflicto se prolongó durante tres años gracias a la resistencia heroica de los republicanos (y al talento de algunos militares como Vicente Rojo), quienes frustraron el golpe relámpago y lograron defender prolongadamente Madrid y otras ciudades. Sin embargo, la falta de experiencia para la guerra y conflictos internos del Frente y, sobre todo, la superioridad militar (apuntalada con la Legión Cóndor y la italiana CTV), y la visión estratégica de los rebeldes, su bloqueo naval, bombardeos, encarnizamiento (Guernica y Federico García Lorca lo emblematizan) y el paulatino desgaste, cerco (la Campaña del Norte fue decisiva) y caída de los bastiones republicanos (Madrid, Barcelona) provocaron su derrota.

Durante la guerra civil, México proporcionó armas, aviones, dinero y voluntarios a la República, y refugio a exiliados. Cuando Franco tomó el poder, se rompió relaciones con España (Reino Unido y Francia se apresuraron a reconocerlo). El gobierno de Lázaro Cárdenas siguió apoyando a los republicanos y fue entusiasta promotor del aislamiento internacional del franquismo, y sólo después de 40 años se restablecerían relaciones diplomáticas. La política mexicana hacia Franco mostró que la Doctrina Carranza (ni la Estrada) de no intervención y respeto a la autodeterminación no es impedimento para combatir políticamente a las dictaduras.

ENTRETELONES

Felicitación a Excélsior TV y a Contrapunto TV por un aniversario más de éxitos.

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