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Transferencias migrantes

Daniel Aceves Villagrán

Daniel Aceves Villagrán

Esencial

En México, cerca de cinco millones de hogares que incorporan a más de 11 millones de adultos son receptores de remesas de familiares allende las fronteras; con base en información obtenida del Centro de Estudios Monetarios Latinoamericanos (Cemla), entre el año 2020 y 2021, el género de beneficiarios mostró que 6.5 millones son mujeres y 4.6 millones son hombres, la remesa promedio mensual por adulto receptor resultó en 337 dólares, fundamentalmente en la región que agrupa a los estados de Aguascalientes, Colima, Guanajuato, Jalisco, Michoacán, Nayarit, Querétaro y Zacatecas, en donde recibieron cerca del 40% del total de las remesas del país; las diferencias regionales se ubican, en promedio, a 274 dólares mensuales en la región noroeste, a 383 dólares en la del occidente y Bajío, y a 795 dólares en la Ciudad de México, no obstante, se entiende un sesgo en este último dato, ya que la recepción en la CDMX incorpora a estados vecinos, sobre todo del Estado de México.

El 30.8% de los hogares receptores de transferencias de los emigrantes son ganancias que envían al país con el propósito de solventar los gastos básicos, se ubica en comunidades de menos de dos mil 500 habitantes y cerca de la mitad de los hogares receptores, en comunidades de menos de 15 mil habitantes, los permanentes récords de remesas a nuestro país en un escenario pandémico del covid-19 tiene diversas explicaciones, desde las macroeconómicas, donde el gobierno de Estados Unidos determinó apoyos trascendentales personales y familiares para reactivar la economía del país vecino del norte y otras que pusieron de manifiesto la capacidad, innovación y entrega de los migrantes, principalmente mexicanos, que en tiempo pandémico cambiaron de giro comercial y de prestación de bienes y servicios, ausentes de la parálisis o del confinamiento del que fuimos objeto a nivel internacional.

Hoy no podríamos entender la economía latinoamericana y, por supuesto, la de México, si no se contara con los miles de millones dólares que ingresan a la economía nacional vía las propias transferencias, que son producto de trabajo y sufrimiento, en muchos de los casos, de nuestros connacionales. En los primeros cuatro meses de este 2022 llegaron a nuestro país 18.8 mil millones de dólares y ya en abril se impuso un nuevo récord, ya que los envíos de dinero se ubicaron en 4 mil 836 millones de dólares, teniendo un aumento mensual de 4.87%, su mayor alza en seis meses; de acuerdo con cifras desestacionalizadas del Banco de México (Banxico), en el mismo mes de referencia se realizaron 12.15 millones de envíos, lo que dio un promedio de 398 dólares por cada uno de ellos, por lo que, al cuantificar la entrada de remesas en lo que va del año, hay un incremento del 18.49 por ciento.

La inminente contraparte que se suscita en contra del poder adquisitivo de estas remesas es, sin duda alguna, la inflación y/o la estanflación, que significa un incremento generalizado de bienes y servicios y, sobre todo, de los alimentos y la falta de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB), que amenaza no sólo las finanzas personales y familiares, sino la economía a nivel nacional y global, impulsado por eventos internacionales, como es la contracción y posible recesión económica y la guerra en Ucrania.

Una desaceleración nada deseable en Estados Unidos podría disminuir el flujo de recursos que se emiten desde el país del norte. En 2018, la Asamblea General de las Naciones Unidas decretó el 16 de junio como el Día Internacional de las Remesas Familiares.

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