Logo de Excélsior                                                        

La infraestructura necesaria para la seguridad vial

Columnista Invitado Nacional

Columnista Invitado Nacional

Por Rubén López Barrera
Director general de Aleatica México.

 

El 17 de mayo pasado, el Ejecutivo federal publicó en el DOF la Ley General de Movili­dad y Seguridad Vial (LGMSV) que establece que la integridad física de las personas es una responsabilidad compartida entre el gobier­no, el sector privado y la sociedad civil. Esta ley es un gran avance para sentar las bases de cooperación en materia de movilidad y seguridad vial en nuestro país, de aquí en adelante.

Respecto a la infraestructura vial, introdu­ce el concepto de “vías con tolerancia al error humano” y el establecimiento de estándares para su diseño y construcción. Una infraes­tructura segura es definida como aquella que cumple con espacios viales predecibles, es decir, que se explican por sí mismas. Tam­bién, debe de reducir o mini­mizar los errores, ya que, por su diseño y planeación, fomenta velocidades de viaje seguras.

En México, ya existen auto­pistas de alto desempeño que retoman mejores prácticas in­ternacionales y que pueden servir como guía para impulsar la aplicación de la ley. Ejem­plo de ello es el Circuito Ex­terior Mexiquense, que cuenta con altos niveles de innovación en materia de seguridad, tales como sistemas de contención, absorbedores de impacto fijos y móviles y New Jerseys —barreras que se utilizan para separar carriles de tráfico en los que circulan vehículos en sentido opuesto—1.

También se ha avanzado significativa­mente en el uso de sistemas predictivos de siniestralidad y otros proyectos llamados “de Investigación más Desarrollo más Innovación tecnológica” (iI+D+Ii), como los pavimentos de nueva generación, la iluminación inteli­gente y los sistemas tecnológicos como los paneles de mensajería variable que informan al usuario sobre el estado de la carretera en tiempo real.

La introducción en México de estas me­jores prácticas por parte de diversos ope­radores privados de infraestructura vial es una experiencia útil, que autoridades y otras empresas pueden aprovechar para el esta­blecimiento de políticas y programas que promuevan el diseño, construcción, gestión y operación de vías más seguras.

Su uso ayudará a diseñar eficazmente los estándares que se establecerán para las audi­torías a la infraestructura vial que tienen que implementarse por mandato de ley. Adicio­nalmente, contribuirá al Plan Mundial Sobre el Decenio de Acción Para la Seguridad Vial 2021-2030, que promueve que las carrete­ras cumplan con las normas técnicas para obtener una calificación de tres o más estre­llas, una metodología de evaluación basada en 50 características que miden el nivel de riesgo para peatones, ciclistas, motociclistas y vehículos.

Una carretera podrá ser cali­ficada como segura de acuerdo con el nivel en el que permita mitigar, incluso a eliminar las muertes y lesionados graves. Lograrlo es un trabajo que re­quiere la definición de un mapa de riesgo, así como un plan de inversión importante por cada carretera existente en el país.

Existe ya un compromiso por parte de operadores de infraes­tructura vial, así como conoci­miento y experiencia obtenida para materializar el reducir los siniestros a partir del factor vía. La cooperación y la inter­locución entre los sectores público, privado y social, ahora a través del Sistema Nacional de Movilidad y Seguridad Vial, será indispensa­ble para avanzar en el compromiso integral que tiene México de una visión cero, partien­do de la premisa de no más muertes ni lesio­nes graves por siniestros viales.

1.- En específico, los de concreto con niveles de contención TL5 homologados para vehículos pesados tienen una altura de 1070 mm para contrarrestar el momento de volteo de camiones que tienen centros de gravedad más altos.

Comparte en Redes Sociales