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La Generación Z, a prueba de todo

Columnista Invitado Nacional

Columnista Invitado Nacional

Santiago García Álvarez

Rector del campus CDMX de la Universidad Panamericana

 

Como profesor universitario me gusta compartir textos a mis alumnos para conversar sobre algún tema. Hace tiempo les mostré una columna publicada en este medio, en la que se hacía referencia a su generación, la llamada Generación Z. El texto contrastaba cualidades y limitaciones de los universitarios actuales y tenía un enfoque esperanzador, señalando que se trata de una generación valiosa y con muchas posibilidades de éxito.

Escuché varios puntos de vista, todos muy interesantes, y en algún punto cedí la palabra a una alumna cuyo comentario me marcó profundamente. “Casi siempre cuando he oído que hablan de nosotros se hace en términos negativos. Es la primera vez que escucho hablar de mi generación en términos positivos”. Desde esa ocasión, el sentir de mi alumna me ha llevado a pensar mucho sobre el tema.

También recuerdo haber escuchado en mis años de juventud que la generación anterior era mejor. En conversaciones con mis contemporáneos, la Generación X, frecuentemente nos fijamos en los defectos de los millennials. “Todo tiempo pasado fue mejor”, se dice comúnmente. Sin embargo, me parece que el problema no descansa ahí. La generación actual ha experimentado más críticas que las anteriores por el efecto multiplicador de las plataformas digitales, en las que un mes de observación bastaría para leer más comentarios negativos que lo que nosotros hubiéramos escuchado en largos años de juventud. En algunos casos, y más triste quizá, se critican entre ellos, como lo evidencian los comentarios al calce de cualquier red social.

Mi preocupación mayor no descansa en la crítica que escuchan o los comentarios que afirman que esta generación es peor que las anteriores. Lo que realmente me inquieta es que pienso que son una generación excesivamente expuesta a sensaciones, imágenes y contenidos, como nunca antes en la historia, sin un orden claro que garantice un mayor acercamiento a lo bueno, a lo verdadero y a lo bello. Por si fuera poco, viven en un ecosistema virtual marcadamente pesimista, más aún en tiempos de pandemia: las noticias que oyen, las críticas que leen, las injusticias que son descubiertas, como si todo aquello fuera más verdadero que muchas historias ordinarias, con tintes más positivos y que también suceden, pero no salen a la luz.

Por lo mismo, la generación actual es mucho más susceptible de manipulación y con frecuencia de modo inconsciente. Basta ver las numerosas ideologías que han dictado nuevos dogmas sobre lo políticamente correcto y que las mayorías repiten; las estrategias de marketing político, que les genera posiciones polarizadas o la venta personalizada de productos que muchas veces les hace sentir más necesidades de las que realmente tienen.

Al mismo tiempo —y está sustentado con estudios—, la generación actual tiene cualidades que le dan una personalidad única y enormes posibilidades para trascender. Estas fortalezas son mayores que sus limitaciones y fue justamente esa sencilla realidad lo que llamó la atención de mi alumna. Entre estas cualidades está la capacidad de emprender, la autenticidad, un mayor sentido de justicia, sensibilidad por los más necesitados y compromiso con la naturaleza, entre muchas otras.

La crisis actual ha puesto de manifiesto una nueva faceta de esta generación, la cual puede significar un verdadero parteaguas en relación con su futuro y potenciarlos increíblemente hacia adelante como generación. Nunca una generación de jóvenes había sido capaz de sacar adelante años escolares en casa por vía digital, como ellos lo están haciendo.

Las generaciones anteriores hubiéramos considerado una tragedia no graduarnos con fiesta y ellos ya lo han hecho, sin quejas ni reclamos. Han soportado muchos meses de encerramiento y han sabido salir adelante. Han visto fallecer a muchas personas, muchas de ellas cercanas. Han experimentado en carne propia la limitación humana, la insuficiencia de la ciencia, el pesimismo mediático… y ahí siguen, al pie del cañón.

Ciertamente, han experimentado ansiedades, pero también parecen estar reaccionando con admirable resiliencia. Si son capaces de convertir todas estas vivencias en aprendizaje y crecimiento, pueden transformarse en una generación verdaderamente especial. La crisis sanitaria eventualmente terminará y eso les permitirá regresar a sus vidas de antes increíblemente fortalecidos y con mucha más confianza en sí mismos. Al mismo tiempo, podrán formar parte activa en la reconstrucción económica posterior al covid-19.

Por todo lo anterior, cuando tenga oportunidad de saludar nuevamente a esta alumna, le confirmaré: “Tu generación no solamente tiene más posibilidades que limitaciones, como lo platicamos antes de la pandemia. Ahora, aun en medio de cierta borrasca, la Generación Z está demostrando flexibilidad y resiliencia ante estas circunstancias tan adversas y eso la puede fortalecer. Están, por tanto, en una coyuntura histórica especial. Ahora ya no depende de lo que otros piensen de ustedes, sino de que realmente capitalicen lo que están aprendiendo y transformen positivamente su entorno”. Hago votos para que así sea y que sus posibilidades no sean limitadas por maquinarias de intereses políticos, económicos o ideológicos, nacionales o internacionales.

 

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