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La valentía de las mujeres

Clara Scherer

Clara Scherer

Apesar de las amenazas cumplidas, feminicidios; a pesar de las agresiones vociferadas en el micrófono más potente del país, especialmente contra la muy inteligente y congruente ministra Norma Piña, cientos de miles de mujeres salimos a las calles a reclamar el cumplimiento puntual de nuestros derechos. Niñas, adolescentes y jovencitas fueron mayoría en la pasada conmemoración del 8 de marzo. ¡Qué alegría! ¡Qué coraje!

En todo el país, las mujeres reclamamos respeto e igualdad de derechos. En tanto seres humanas, nuestra dignidad vale lo mismo que la de los varones. Por eso, Denise Dresser demanda, por eso Nayeli Roldán inquiere, con mucho respeto, sobre el espionaje en la mañanera. Por eso, Carmen Aristegui no guarda silencio y por eso, hasta las pequeñas pintan carteles exigiendo justicia. Admirables.

A pesar de amenazas de lanzar ácido a quienes marcharan “cerca de 70 mil niñas, adolescentes y mujeres tomaron las calles de Guadalajara”. María Elena Ríos: “A mí me quemaron el cuerpo y a muchas nos queman el alma en todos los sentidos; que no se indignen cuando las compañeras queman y pintan monumentos que representan una colonización que sólo vino a reforzar el machismo en América Latina”. Carmen Sánchez, y otras más, lograron la aprobación de la Ley Ácida en Puebla para tipificar estas agresiones como tentativa de feminicidio. Desolador.

Si Marta Sánchez estuviera aún con nosotras, escucharíamos su fuerte voz alzarse por la pérdida de espacios ya conquistados para las mujeres de múltiples pueblos originarios de México. En Chiapas: “Hoy es un día para gritar, es un día para recordar a todas las mujeres que han caído por defender lo justo, por defender la madre tierra”, expresó Guadalupe Vázquez Luna, sobreviviente de la matanza de Acteal en 1997. Qué resistir y resistir.

(https://www.forbes.com.mx/mujeres-indigenas-chiapas-8m/).

Más de 150 mujeres, entre ellas, mujeres sordas, mujeres ciegas, con discapacidad múltiple o invisible, discapacidad psicosocial, neurodivergentes, con discapacidad intelectual; también usuarias de bastón, silla de ruedas, cuidadoras, madres, hermanas y amigas. Por la falta de comprensión hacia las necesidades específicas de cada una de ellas, muchas no asistieron de forma presencial, pero enviaron pancartas, consignas y sororidad para apoyar sus justas demandas. Las artistas, las deportistas sumaron sus voces. Amor a la vida. Vergüenza.

“Desde la rabia y la ternura radical, madres buscadoras y de víctimas de feminicidio toman las calles en el #8M”. Su dolor inagotable trastorna a quienes escuchamos. Impresiona su fortaleza ante tanta indignidad autoritaria. Las estudiantes exigen alto al acoso y hostigamiento de maestros, directores, autoridades. La violencia conyugal puede terminar en feminicidio, el amor de un controlador, sólo es amor a sí mismo e igual puede trastocarse en asesinato. También, hay que investigar lo que denuncian los suicidios femeninos. Rabia.

Brincaron en medio de Insurgentes, las colectivas trans. Es su homenaje a la resistencia, a saberse vivas. Buscan justicia y construir un mundo que habiten con alegría y serenidad. Sayuri Herrera afirma: Los varones deben preguntarse de forma cotidiana ¿esto es violencia?

Marta Lamas: “La unidad es una tarea, no sólo para construir identidad (por eso la alegría al inicio del artículo), sino primordialmente, para transformar el sufrimiento personal en una conciencia ciudadana compartida” (coraje porque esos dolores son causados en gran medida, por el machismo). 

Marta recuerda palabras de Carlos Monsiváis: “Si no se da también la batalla cultural, se puede perder la batalla política”. Recordemos que la democracia requiere del feminismo y que el feminismo existe y florece por la democracia.

Defendamos al INE, a nuestro voto libre, informado y feminista.

 

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