¿Qué hacer?
Si el tigre no deja de luchar contra el elefante, el elefante morirá exhausto. Ho Chi Minh Hay tres amenazas principales de Trump contra México: aumentar aranceles de 25% a las exportaciones; iniciar acciones militares contra laboratorios o grupos criminales ...
Si el tigre no deja de luchar contra el elefante, el elefante morirá exhausto.
Ho Chi Minh
Hay tres amenazas principales de Trump contra México: aumentar aranceles de 25% a las exportaciones; iniciar acciones militares contra laboratorios o grupos criminales mexicanos vinculados al fentanilo e iniciar “desde el primer día” deportaciones masivas. Las primeras nominaciones hechas por Trump, conocidas ya como “el gabinete de la venganza”, muestran al Trump descarnado, sin el incentivo de la reelección que tenía en su primera presidencia, sin personajes capaces de decirle que no y con la voluntad de terminar de hacer suyo completamente al Partido Republicano. La prueba de esto último la veremos al saber cuántas nominaciones le aprueba el Senado con mayoría republicana. Para México, la más inmediata es la amenaza de deportaciones masivas; en ella me concentraré en esta colaboración.
La primera regla me parece es la de no ceder por anticipado lo que tampoco significa provocar o no tomar con la mayor seriedad y responsabilidad la nueva realidad postelectoral de nuestro vecino del norte. Presentarse ante el bully, ya sea el propio Donald Trump o Tom Homan, quien será responsable del ICE (Servicio de Inmigración y Control de Aduanas), con un abanico de decisiones tomadas para calmarlo, tendrá el efecto opuesto y mandará el mensaje de que puede obtener mucho más.
La primera decisión que tendrá que tomar la Presidenta será la de nombrar responsables. El tema de migración ha sido responsabilidad de la Secretaría de Gobernación, pero se ha ido trasladando paulatinamente a la SRE, no sólo por la red de consulados y su trabajo con las comunidades mexicanas allá, sino por la impericia que ha caracterizado al Palacio de Cobián. La actual titular de Gobernación es una valiosa “resolvedora de problemas”, ése ha sido su trabajo por muchos años, pero no tiene experiencia en tratos con los americanos. Alguien con experiencia en EU y, sobre todo, con mentalidad de Ho Chi Minh, sería valioso, de la SRE o de donde lo o la encuentren.
¿Por qué Ho Chi Minh? El artífice de la derrota militar y política de Francia y Estados Unidos en Vietnam era un David profesional, un excelente estratega y, por tanto, un perfilador de las debilidades del adversario y de las oportunidades propias. En un terreno de confrontación notablemente disparejo, el enfrentamiento directo es suicida. Por el contrario, se requiere un trabajo de desgaste que obligue al adversario a cometer errores, a invertir más recursos que los calculados, a exponerse negativamente ante la opinión pública y a tardar más tiempo en la consecución de sus objetivos.
En Estados Unidos viven aproximadamente 11 millones de indocumentados, la mayoría con más de 10 años de vivir allá y “vivir” significa trabajar, formar una familia, integrarse a la comunidad, etcétera. De éstos, se estima que el 43% son mexicanos. Además, hay 2.3 millones de personas que cruzaron la frontera desde México, no tienen estatus legal, fueron detenidas por la Border Patrol y fueron soltadas mediante fianza o condicionalmente o por otro recurso que puede ser revocado inmediatamente. De aquí saldría el primer millón que Homan y Steven Miller quieren deportar de inmediato.
El gobierno estadunidense nunca ha deportado en un año más de medio millón de personas. Y entre éstas se cuentan muchas que son devueltas en la frontera. El plan trumpiano es difícil, aunque no imposible de implementar. Requiere muchos recursos, por ejemplo, duplicar la cantidad de jueces, invertir barbaridades en nuevas instalaciones carcelarias, aumentar el personal de ICE, etcétera. Para que se tenga una idea, la totalidad de personas en la cárcel en EU es de 1.9 millones de personas. ¡Y estos quieren localizar, detener, procesar y deportar a 13 millones de personas! Seis de cada 10 de los potenciales deportados no son mexicanos y no entran en el programa Remain in Mexico, que se aplica sólo a los que solicitan asilo. El gobierno Trump tendría que deportarlos por vía aérea y no todos los países aceptan esto.
Los consulados, las iglesias, las asociaciones de abogados especialistas en derechos humanos, las ONG humanitarias, las asociaciones de barrio, los legisladores locales, los empleadores pueden hacer difícil encontrar a ese millón de personas. Se detendrá a algunos y seguramente se les deportará, pero hagamos extenuante ese trabajo. La dispersión territorial de los indocumentados ayudará. El gobierno de California ya prepara acciones legales para defenderse de los extremistas de Trump. Ése no es el caso de Texas ni de Florida, donde gobiernan extremistas.
De este lado tendremos que prepararnos para recibir a nuestros paisanos, algo que quizá no contempló el proyecto de presupuesto. Y, sin duda, ordenar nuestra frontera sur. Si la pregunta es si Trump puede o se atreverá a hacer el máximo de daño, la respuesta es sí, porque puede, tal como lo hizo este gobierno con la reforma judicial: porque pudo. Si no se pone las pilas, tendrá una macrosopa de su propio chocolate.
