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La maestra Delfina comienza a dar color

Carlos Ornelas

Carlos Ornelas

No todo es burocracia y pasión en el ejercicio del poder. Los adagios de Weber me parecen correctos para medir la cualidad de políticos en puestos de mando en la administración. Entender la racionalidad burocrática ayuda a definir el derrotero de las instituciones, la Secretaría de Educación Pública, en este caso. Pero es insuficiente para percibir la acción política de los mandos.

James March y Johan Olsen avanzaron conceptos para el análisis de la personalidad de los políticos. En El redescubrimiento de las instituciones: La base organizativa de la política propusieron que el ejercicio del poder requiere de una tecnología en la cual los símbolos juegan un papel tan importante como los instrumentos políticos e institucionales.

El uso y administración de ciertos símbolos, dicen más de un político que lo que establecen los manuales del funcionariado.

 

 

 

En actos recientes, Delfina Gómez Álvarez, secretaria de Educación Pública con apenas dos semanas de caminata como jefa, ofrece pistas de cómo será su señorío en la SEP, cómo administrará la tecnología del poder. Por lo pronto seguirá los apotegmas del presidente López Obrador, pero hace causa con las mujeres y ratifica la disposición para reabrir las escuelas hasta que el semáforo esté en verde.

Los boletines de la SEP 41, 42 y 43 (25,26,27/2021) proporcionan la fuente para estos atisbos.

El 24 de febrero, el Día de la Bandera, fue fecha fértil para el panegírico patrio. El Presidente en persona marcó la pauta y la maestra Delfina siguió el canon.     

En el conversatorio Bandera de México, soberanía y libertad, en la Universidad Tecnológica de la Región Norte de Guerrero, afirmó que, “[…] las conmemoraciones patrias son fundamentales, porque refuerzan el sentido de identidad multicultural y plurilingüe del país”. También expresó que, “[…] la recuperación de la memoria histórica profunda es un compromiso de este gobierno. Así, en conjunto, el espíritu del Plan de Iguala y el simbolismo del lábaro patrio, representan pilares fundamentales de la identidad nacional”.

Allí siguió dos de los teoremas del Presidente, nacionalismo y soberanía. Pero, aunque él habla poco de multiculturalismo, la maestra Delfina lo incluyó en su arenga.

No obstante, en otra ceremonia parece que contradice la tradición patriarcal y tal vez caiga en exageraciones. La secretaria Gómez Álvarez aseguró que continuarán los trabajos para prevenir y erradicar la violencia contra las mujeres en las instituciones de educación superior. Aseguró que la SEP “acelerará el paso para lograr la plena equidad de género en los espacios escolares, poniendo en marcha acciones para fortalecer la autonomía en niñas y adolescentes”. Pero los dichos y acciones del Presidente contra las mujeres y el feminismo contradicen tal aseveración. Aquí la voz de la maestra Delfina suena débil.

Sin embargo, cuando propuso ejes de actuación, pone por delante estrategias burocráticas y desdibuja la racionalidad simbólica. Habló de medidas, rutas de atención a mujeres agraviadas y procedimientos. Que se cumplan será otra cuestión.

El raciocinio burocrático y la racionalidad simbólica se abrazan cuando de educación y pandemia se trata. La maestra Delfina fue a Campeche. Revalidó el planteamiento de su predecesor, de que sólo habrá retorno a clases cuando el semáforo esté en verde y cuando autoridades sanitarias, educativas y gobiernos locales lo consideren pertinente, pues debe ser un regreso seguro, ordenado y cauto para maestros y estudiantes.

Apuntó que la SEP estará atenta a que los planteles cumplan con las condiciones de higiene necesarias, como acceso al agua y jabón, uso de cubrebocas y condiciones de seguridad para los maestros, que estén vacunados. Pero no dijo cuánto costará ni quién pagará por los insumos.

La maestra Delfina aún no define un artilugio propio. La Nueva Escuela Mexicana fue consigna de Esteban Moctezuma; ella prefiere apotegmas del Presidente. El simbolismo lleva la mano.

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