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¿Es importante el futbol?

Carlos Kenny Espinosa Dondé

Carlos Kenny Espinosa Dondé

Cada cuatro años, muchos mexicanos esperan con ilusión y esperanza la Copa del Mundo de futbol, mismos sentimientos que son rotos por los fracasos perennes. Las posibilidades de que el equipo mexicano se clasifique entre las ocho mejores del torneo son muy pocas; de ser campeón, casi nulas. ¿Por qué son tan altas las expectativas entonces?

En México no siempre fue así. Hasta los años 60 del siglo pasado, los deportes más populares eran el boxeo, el futbol americano, el beisbol y los toros. La Arena Coliseo y la Arena México, el estadio de Ciudad Universitaria, el Parque Delta y la Plaza de Toros México reunían multitudes. Eso cambió cuando Emilio Azcárraga Milmo compró al equipo América en 1959 y decidió hacer del futbol en México su negocio particular. El Tigre no sabía del deporte, así que se apoyó en un gran conocedor del mismo: Guillermo Cañedo de la Bárcena. La apuesta se cimentó con la construcción del Estadio Azteca junto con el apoyo de Telesistema Mexicano (ahora Televisa-Univision) y se ganó al lograr la sede del Mundial en 1970, dos años después de los Juegos Olímpicos. Desde entonces, la familia Azcárraga ha sido quien toma las decisiones importantes del futbol, no sólo en la parte deportiva, sino también en la parte más jugosa del negocio: los derechos de televisión y comercialización.

El futbol probablemente sea el deporte en conjunto más sencillo de entender y jugar. No se necesita equipo especializado, las reglas son muy sencillas. Lo puede jugar cualquier persona sin importar sus habilidad ni complexión física. Ni siquiera se necesitan los elementos fundamentales que son la pelota y la portería: para los niños basta con un par de piedras que demarcan la meta y la bola puede ser suplida por trapos amarrados en forma esférica. Es absolutamente elemental. No hay que ser especialmente alto, fuerte, veloz, ágil, sagaz. Esto hace que sea genialmente inclusivo, cualquiera lo puede jugar. Ahí radica que países enteros vuelquen sus emociones en cada torneo. No hay deporte de conjunto más aspiracional ni que mueva esas masas en todo el orbe.

En México, los deportistas (y entrenadores) mejor pagados están en el futbol, al igual que los patrocinios más jugosos de los anunciantes. Sin embargo, los resultados de los equipos locales y la Selección Nacional rara vez aparecen. Salvo las excepciones de los Juegos Olímpicos de Londres 2012, los campeonatos Sub 17 de 2005 y 2011 y una Copa Confederaciones, los resultados han sido, en el mejor de los casos, mediocres. Se piensa en llegar a un “quinto partido”, en lugar de preparar a las generaciones futuras para pelear por el campeonato. Los futbolistas se conforman con grandes salarios en una liga donde la calidad del deporte y el espectáculo son lo menos importante. La Federación está al servicio de las televisoras y los patrocinadores, no del aficionado ni de sus representados. En una rara autocrítica, los noticieros de Televisa señalaron a la misma televisora, políticos y malos manejos, por ejemplo, la multipropiedad de equipos, como los culpables del fracaso monumental del equipo mexicano en Qatar, que no sorprendió a nadie.

La Copa del Mundo de 2026 será en Estados Unidos, Canadá y México. En tres años y medio no va a cambiar mucho; tendría que cambiar la cultura deportiva, política y corporativa de todo el país. Pero toda jornada comienza con un paso. Si en México hubiera un poco de visión, se apoyaría a los grandes atletas que tiene el país, campeones mundiales y primeros del mundo en muchas disciplinas: clavados, tiro con arco, artes marciales, atletismo, remo, beisbol, volibol, gimnasia y muchos más. Ellos no cuentan con los reflectores ni los recursos, cuentan con sus familias, disciplina, ética de trabajo. Ponen el nombre de México en alto todos los días, en sus entrenamientos y con su conducta, la mediocridad no está en su vocabulario. Pero al ser sus disciplinas más complejas y menos populares, no llaman la atención de patrocinadores que buscan resultados inmediatos.

¿Es importante el futbol? Su importancia es mayormente social al ser un reflejo de nuestro México: el deseo de ser triunfador sin pagar el precio que pagan los campeones, ser exitoso sin esfuerzo y en la derrota repartir culpas. Al igual que el país, el futbol se cae a pedazos. En la medida que asumamos responsabilidades, corrijamos errores y busquemos la excelencia, nuestro país alcanzará su verdadero potencial. En ese momento, el futbol será lo de menos.

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