Cuando se abre la caja de Pandora

Cuando se hacen este tipo de investigaciones, el medio contacta a la persona o entidad involucrada para conocer también su parte de la historia antes de publicar. Así lo hizo la reportera del New York Times, Natalie Kitroeff, quien envió a la Presidencia un cuestionario donde preguntaban la versión del gobierno acerca de las investigaciones hechas por el reconocido diario

Esta semana, el presidente López Obrador se ha declarado nuevamente por encima de la ley a través de su “autoridad moral y política”. Según él, por el hecho de ser el jefe del Ejecutivo, las leyes no se aplican a su persona. Este discurso es exclusivo de los tiranos y dictadores, no de quienes respetan la democracia. No es la primera vez que hace declaraciones dignas de los dictadores venezolanos, nicaragüenses y cubanos. En abril de 2022 pronunció la infame frase “no me vengan con ese cuento de que la ley es la ley” en uno de sus muchos choques con la SCJN.

Cuando AMLO decidió dar una “conferencia de prensa” (entre comillas, porque más bien es su púlpito de propaganda política) todos los días, lo hizo para controlar el discurso de su Presidencia. Si usted revisa la agenda oficial del Presidente en www.gob.mx verá que la mayoría de los días lo único programado, salvo algunas ceremonias cívicas, es dicha “conferencia”, donde la mayoría de las preguntas vienen de “periodistas” de medios de dudosa o nula reputación y donde se acotan las intervenciones de aquellos que no están a su servicio.

En la mañanera evita los temas escabrosos y difíciles que pueden hacerlo quedar mal y llena los encabezados con declaraciones propagandísticas y ataques a quienes osan oponerse a él, su círculo interno y sus políticas. Durante los primeros cinco años, sólo una vez había perdido el discurso nacional al darse a conocer las investigaciones de la Casa Gris, la multimillonaria residencia en Houston utilizada por uno de sus hijos, propiedad de un ejecutivo de Baker Hughes, una de las principales empresas contratistas de Pemex. Durante esos días, la popularidad de AMLO llegó a su nivel más bajo, mostrándose en especial más agresivo, desencajado y sus respuestas, lejos de dar explicaciones, se convertían en ataques a los medios y organizaciones que sacaron a relucir este claro conflicto de intereses.

Nuevas investigaciones periodísticas han ligado directamente a la administración de López Obrador con financiamientos ilegales multimillonarios procedentes de algunos de los principales grupos de la delincuencia organizada, implicando la participación directa de su primer círculo. Ha sido tan fuerte el impacto de éstas que los últimos 20 días los hashtags #NarcoPresidenteAMLO, #NarcoDictadorAMLO y #NarcoCandidataClaudia han sido las principales tendencias en X (antes Twitter). Nuevamente ha perdido el control de la agenda nacional, en detrimento de su persona, su Presidencia y su candidata. Y de paso ha perdido el control de su temperamento.

Cuando se hacen este tipo de investigaciones, el medio contacta a la persona o entidad involucrada para conocer también su parte de la historia antes de publicar. Así lo hizo la reportera del New York Times, Natalie Kitroeff, quien envió a la Presidencia un cuestionario donde preguntaban la versión del gobierno acerca de las investigaciones hechas por el reconocido diario. Su reportaje incluye declaraciones de testigos protegidos que aducen que dieron millones de dólares a los hijos del Presidente; el NYT le dio la oportunidad de expresar su punto de vista antes de publicar. Como respuesta, y con una clara estrategia de ataque, el pasado miércoles López Obrador presentó en su conferencia el cuestionario completo del NYT, incluido el nombre y teléfono de la reportera, en una clara violación a la Ley Federal de Protección de Datos Personales. Desde ese momento, la periodista en cuestión ha sufrido de acoso grave, incluyendo amenazas de muerte.

Lo que podría haber pasado por imprudencia, dejó de serlo al día siguiente cuando el mismo Presidente confirmó que fue con toda la intención y dolo el publicar los datos personales de Kitroeff. Aduciendo su “derecho de réplica” (mismo que se ha negado a dar a sus detractores), se puso encima de la Constitución y sus leyes, acusando a los periodistas de sentirse “bordados a mano, como una casta divina, privilegiada”. Dijo que si Kitroeff se siente amenazada, “que cambie su teléfono”.

Este arrebato le explotó en la cara al Presidente: este fin de semana ya se publicaron en redes sociales los teléfonos personales de su hijo José Ramón, de Claudia Sheinbaum, Mario Delgado, Xóchitl Gálvez y muchos más; todos ellos han sufrido ya de acoso, amenazas y vejaciones. Abrió la caja de Pandora y no se volverá a cerrar. Ésta será la campaña presidencial más sucia de la historia, influenciada por criminales y fomentada por quien eligió vivir en un palacio dividiendo al país.

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