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¿Pura politiquería?

Azul Etcheverry

Azul Etcheverry

La Corte

¿Cuál es el resultado que arroja la búsqueda de “México” y “derechos humanos” en internet? Así, sin ninguna otra palabra o adjetivo adicional, sólo esos dos elementos dan como resultado principal de la sección de preguntas la incógnita “¿Por qué no se respetan los derechos humanos en México?”.

Más de 36 mil desaparecidos desde 2018, 15 periodistas asesinados de enero a septiembre 2022 y más de 331 amenazas para ellos, colocando a México como el país sin guerra más peligroso para ejercer esta profesión, según la organización Reporteros sin Fronteras; al final, no importa si se es reportero, joven, mujer o migrante, en México, la alta tasa de impunidad en cualquier crimen expone a cualquier grupo.

“…pura politiquería y mentiras”, así calificó el Presidente mexicano al informe de Washington que denuncia graves abusos y violaciones a los derechos humanos por parte de las Fuerzas Armadas. El informe se compone de siete rubros que van desde el respeto a la integridad de la persona hasta discriminación, abusos sociales y derechos de los trabajadores, el documento fue emitido este lunes por la Oficina de Democracia, Derechos Humanos y Trabajo del Departamento de Estado del vecino país del norte.

¿Por qué no se respetan los derechos humanos en México? Es una pregunta que le correspondería a otras instancias y espacios más oficiales dar respuesta, lo que sí se puede contestar es ¿qué implicaciones tienen estas declaraciones?, para empezar, evidencian la poca relevancia del tema para la administración actual, el intento inconsistente y débil por atajar de una vez por todas estas denuncias. Además, para los mexicanos que, lamentablemente han sido víctimas, genera un sentimiento colectivo de injusticia, de anonimato forzado, de querer silenciar, esto se convierte en una bomba de tiempo que, cuando explotan algunos, buscan protegerse diciendo que “no son las formas” o algunos otros protegiéndose con valla sobre valla.

En el siguiente nivel de análisis, es otra gota al vaso a punto de derramarse de la relación siempre tan compleja, pero inevitable y necesaria con Estados Unidos. Washington no dudó en manifestar su incomodidad por estos comentarios y en lanzarse de nuevo ahora con aseveraciones más subidas de tono de cómo “el narco controla territorios”. Además, tomando en cuenta que estas críticas han venido de organizaciones y organismos internacionales (donde México ocupa un asiento en el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas al cual fue reelegido en 2020) la mancha para la imagen de nuestro país se hace indeleble.

En estos foros multilaterales, donde México siempre había sido reconocido por su gran trabajo y línea consistente y pragmática de política exterior (además de ser miembro fundador e impulsor y patrocinador de sus principales iniciativas), ahora queda muy mal parado, haciéndole perder aliados importantes en esas plazas, alejando potenciales inversiones y coaliciones para buscar nuevas esferas de desarrollo.

No es que estos señalamientos sean nuevos para México, no es que no se haya escuchado antes, no es que resulten tan incómodos por venir del vecino del norte, no es que se espere que esta administración logre desaparecer en tan corto tiempo los problemas estructurales, es que ésta había prometido no hacer más de lo mismo, había prometido dejar la “politiquería”.

 

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