No estamos solas
736 millones de mujeres, casi una de cada tres, han sido víctimas de violencia física o sexual por parte de su pareja: ONU.
El sábado 25 de noviembre se conmemoró el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Ese día, año con año, toma más relevancia en las agendas locales, nacionales, internacionales, gubernamentales y privadas. Esto ya representa un logro para nosotras, la gran visibilidad que hemos logrado porque nos hemos atrevido a alzar la voz y exigir lo que merecemos.
Sin embargo, aún queda mucho por hacer; de acuerdo con cifras de la ONU, de calcula que, en todo el mundo, 736 millones de mujeres, casi una de cada tres, han sido víctimas de violencia física o sexual por parte de su pareja, de violencia sexual fuera de la pareja, o de ambas, al menos una vez en su vida (30% de las mujeres de 15 años o más). Estos datos no incluyen el acoso sexual. Las tasas de depresión, trastornos de ansiedad, embarazos no deseados, infecciones de transmisión sexual y VIH son más elevadas entre las mujeres que han experimentado violencia que entre las que no la han sufrido, al igual que ocurre con muchos otros problemas de salud que pueden perdurar una vez que ha cesado la violencia.
¿Qué nos dicen estas cifras? Tristemente, que la mujer, en muchas ocasiones, sigue sufriendo por el simple hecho de ser mujer, el estigma falso y dañino del “sexo débil” sigue estando presente y parece ser la raíz de la violencia, esta idea es la principal a erradicar. A pesar de que se ha logrado una gran visibilidad de este día, incluso de los temas femeninos en todas las agendas, aún falta mucho por hacer.
La violencia puede tomar tantas formas cuando de nosotras se trata y puede venir de distintos frentes, violencia sexual, física, laboral y hasta económica que puede venir de parejas sentimentales, superiores y compañeros de trabajo e incluso de familiares, prácticamente en todos los ámbitos de nuestra vida estamos expuestas.
¿Qué podemos hacer? Seguir alzando la voz. En nuestro día a día, en nuestras actividades cotidianas, el hecho de hacerlas con excelencia y fortaleza es un grito de autoridad que ayuda poco a poco a ahuyentar a este estigma sobre nosotras, también ante cualquier abuso, por pequeño que parezca, hacer uso de estos “megáfonos” que ahora representan estas iniciativas, organizaciones y medios sociales para hacer eco de nuestras voces y sabernos acompañadas.
Las próximas elcciones también serán un espacio idóneo para seguir alzando la voz y, al tener contendientes de nuestro sexo, exigir empatía y acción. Es nuestro tiempo, las agendas se están moviendo a nuestro favor y no podemos desaprovecharlo, es tiempo de que el mundo se dé cuenta de que cualquier intento de desarrollo y evolución quedará incompleto sin nosotras, que, como en cualquier proceso histórico de cambio importante, nuestro papel es esencial y necesitamos poder disfrutar de una vida digna y sin violencia para explotar y aportar todo nuestro potencial.
