“Los crímenes de desaparición son comunes en México”, así lo relata la prensa internacional. Ni como negarlo cuando el país ha destacado por noticias como la de esta semana en el estado de Jalisco, donde se encontraron 45 bolsas con restos humanos como resultado de una investigación de las autoridades tras la desaparición de siete jóvenes en esa entidad.
También escriben frases como “México ha experimentado una espiral de violencia desde la guerra contra las drogas en 2006”, la peor parte es que es cierto. En los últimos meses se ha vuelto común ver ya, incluso en redes sociales, videos y contenido sobre la violencia en el país, van desde grabaciones de cámaras de seguridad hasta algunas hechas por ciudadanos desde su teléfono, desde asaltos a mano armada a plena luz del día y ejecuciones a sangre fría en cualquier centro comercial, hasta personas que resguardan a niños de un tiroteo entre grupos armados en provincia.
Los recientes hechos en Jalisco se suman a esta espiral que cada vez sorprende con algo más inaudito y bárbaro. La escalada llama particularmente la atención en el estado, pues fue desde bloqueos por parte de grupos criminales, hasta balaceras en lugares públicos y descubrimiento de fosas clandestinas que, al final, se ha convertido en una crisis humanitaria derivada de la violencia.
No se trata, tristemente, de un hecho aislado, pues a nivel nacional esta semana se ha revelado que este ya es el sexenio más violento en los últimos años con más de 156 mil homicidios. No se trata tampoco de algo que tenga que ver con administraciones o colores, si bien este gobierno se perfila como el más violento en la historia, los anteriores han hecho lo propio para superar a su antecesor.
Los líderes del gobierno no han atinado en saber cómo abordar la crisis, pero tampoco podemos dejar de mencionar una evidente descomposición social, un contexto desvalorizado e inhumano que sumado a un ambiente de impunidad deriva en bullying escolar, que ahora fácilmente termina en asesinato o en un perrito lanzado a un cazo con aceite hirviendo sin miramientos.
Viajes al espacio, inteligencia artificial, vacunas para enfermedades que por siglos han aquejado a la humanidad, construcciones inteligentes y resilientes a desastres naturales versus la barbarie relatada en párrafos anteriores nos hacen cuestionarnos: ¿verdaderamente la humanidad está en el camino correcto para evolucionar y llevar a buen puerto a las generaciones futuras? ¿Verdaderamente el gobierno es el único responsable o somos nosotros? O ¿es este contexto de prisa, intolerancia e individualismo que nos ha acercado cada vez más a los días de Sodoma y Gomorra?
