Con la mira en el 2024

La oposición aún muestra poco arrastre.

Este fin de semana se celebran elecciones en Aguascalientes, Durango, Hidalgo, Quin­tana Roo, Oaxaca y Tamaulipas, en donde miles de mexicanos acudirán a sus casillas para elegir a sus próximos representantes políticos.

No se trata de un tema menor, son los penúltimos comicios antes de las próximas elecciones presidenciales y el contexto en el que se llevarán a cabo podría ir definiendo las aspiraciones de las principales fuerzas políticas y partidistas en México.

En ese sentido, mucho se podría analizar respecto a las circunstancias generales de cómo llegan los partidos, sus candidatos, pero, sobre todo, entender el contexto social en el que se llevarán a cabo estos procesos. Si bien cada entidad es distinta e implica factores es­pecíficos, independientemente de quien gane en sus respecti­vas elecciones, la deuda social es enorme e impostergable.

Ahora bien, es importante señalar algunos de esos facto­res generales que debemos te­ner en cuenta. En principio, de acuerdo con la lectura que le ha dado buena parte de las casas encuestadoras, estaríamos ante un cambio en la percepción po­lítica en los gobiernos estatales a partir de la victoria del movi­miento de la Cuarta Transfor­mación, un fenómeno que habíamos visto a partir principalmente desde los gobiernos de transición y viene a consolidar una nueva visión hegemónica prácticamente de un par­tido único en el poder.

Al respecto, tendríamos pues, que hablar del poco arrastre que han demostrado tener los partidos de oposición en lo individual y lo colectivo, dentro de los esquemas de coa­lición con los que estarían contendiendo en cada entidad. Donde se tiene previsto que vayan en coalición no se han registrado pul­siones verdaderamente representativas para puestos locales ni estatales. Por lo tanto, si la oposición verdaderamente pretende es­tablecer estrategias viables para la elección de 2024, tendría que haber ya empezado a afianzarlas, pero ello no ocurre.

Sin duda, no podemos dejar pasar por alto el rol cada vez mayor que juega el cri­men organizado dentro de los aspectos de la vida política nacional. Podría considerarse que son cuatro las entidades en juego donde tendría que prestarse atención a este fenó­meno, sin embargo, la serie de complejida­des que representa este tópico, sin duda, se extrapola a escala nacional e internacional. Mu­cho se ha comentado sobre po­sibles pactos gubernamentales con grupos criminales específi­cos, no obstante, la complejidad del entramado social, político y económico que conlleva, impo­sibilitaría un convenio como el que se maneja en medios.

Como lo mencionaba ante­riormente, se trata de momen­tos complejos para la oposición en nuestro país, los esfuerzos individuales y colectivos no han conseguido reposicionarla con el electorado gracias a un antecedente manchado por ac­tos de corrupción e impunidad por los cuales, la sociedad la ha castigado en las urnas en las vo­taciones más recientes.

Ahora bien, nuevamente estarán en el ojo del huracán los organismos descentralizados como el INE, a menos que los resultados fa­vorezcan al grupo en el poder, independien­temente de que, gracias a su labor, damos por sentados muchos de los derechos y garantías que tenemos como ciudadanos dentro de esta incipiente democracia. Esperemos que la jor­nada transcurra sin mayores contratiempos más allá de la celebración de la legitimidad de la voz de la población.

Temas: