Cero y van dos
Son más de 4 millones de contagios, más de 300 mil sensibles fallecimientos oficiales, el cuarto país con el mayor número en el mundo y pareciera no importar
Esta semana el presidente Andrés Manuel López Obrador informó que, tras presentar síntomas de una afección respiratoria, se realizó una prueba para detectar covid-19 que resultó ser reactiva. Se trata de la segunda vez en casi dos años que el mandatario vuelve a contraer la enfermedad, cuestión que, más allá de arrancar suspicacias, nos demuestra que después de todo este tiempo, sigue sin entender las severas complicaciones sistémicas que representa la presencia de este virus en la sociedad o, peor aún, que no le importa.
- Son más de 4 millones de contagios, más de 300 mil sensibles fallecimientos. según cifras oficiales, el cuarto país con el mayor número en el mundo y pareciera que todo esto simplemente no es importante para su administración. En una escena increíble, al ser cuestionado durante su conferencia de prensa matutina sobre los síntomas que presentaba, mencionó que se trataba de una “gripe” y que se realizaría una prueba durante el día, por supuesto, todo lo anterior sin portar nunca una mascarilla o seguir las medidas de sana distancia que para él nunca han aplicado.
No se trata de un tema menor, su desconocimiento o su desinterés se traduce en la implementación de estrategias y políticas públicas deficientes, carentes de ciencia y, más importante aún, sentido humano. El jefe del Ejecutivo reaparece en un video desde su despacho en Palacio Nacional con oxímetro y termómetro diciendo que se encontraba estable y sin contratiempos, con la tranquilidad de quien se sabe arropado por el privilegio de contar con servicios médicos inmediatos y acceso a los mejores tratamientos.
Desafortunadamente, la realidad que vive el Presidente no la comparte la gran mayoría de la población, si algo hemos visto con esta crisis es que los servicios de salud pública están desgastados después de dos años intensos, en donde los prestadores de servicios médicos se han convertido en los verdaderos héroes de una historia que aparentemente no tiene final.
Estamos en un escenario en donde la política, las apariencias, la popularidad y la aceptación de los votantes es lo que importa y no los malos resultados, esos que cuestan vidas, son los que convenientemente se pasan por alto a diario por las mañanas desde la Plaza de la Constitución. Tristemente, ese desinterés que ha demostrado siempre va de la mano con su popularidad y permea en una población vulnerable, que está cansada de la situación y, además, está obligada a exponerse diariamente al virus para subsistir.
En nada ha ayudado esta necedad de minimizar la enfermedad durante tanto tiempo, es increíble que aun estando enfermo y a sabiendas de que cientos de miles de personas han muerto por esta causa, la trate como una simple gripe. El rigor científico se esfumó ante el pensamiento mágico, en el que “no mentir, no robar y no traicionar; eso ayuda mucho para que no dé el coronavirus”.
- Con toda honestidad, deseo que todo aquel que atraviesa esta terrible enfermedad la supere prósperamente y se convierta también en un ejercicio aleccionador sobre la importancia de permanecer unidos, seguros y conscientes de que el cuidado propio se convierte en el del prójimo.
