Seguridad nacional (¿compartida?)

Resulta fundamental entender los principales ejes sobre los que la primera potencia mundial habrá de actuar en los siguientes años.

Por una #NuevaRepública.

Con motivo del 250 aniversario de la Doctrina Monroe, la Casa Blanca publicó el martes un comunicado oficial en el que Donald Trump reitera que mantendrá esa visión en torno a la política exterior estadunidense. Sin embargo, ha buscado actualizarla con el llamado “corolario Trump”, el cual subraya “el derecho de Estados Unidos a intervenir en cualquier lugar del continente americano donde lo consideren necesario para defenderlo mejor de las amenazas que el resto del mundo podría suponer para él”.

De la mano de esta visión, se ha presentado la Estrategia de Seguridad Nacional de Estados Unidos, misma que se centra en “la soberanía, el control territorial, la autonomía económica y la reducción del intervencionismo, manteniendo al mismo tiempo una fuerte apuesta por la disuasión militar y la competencia estratégica con otras grandes potencias”. En un escenario en el que la dinámica geopolítica cambia radicalmente, resulta fundamental entender los principales ejes sobre los que la primera potencia mundial habrá de actuar en los siguientes años.

El documento se divide en un conjunto de principios y prioridades. Entre los primeros destacan aquellos enfocados “a la protección directa de la soberanía, la seguridad del territorio y el bienestar económico de los ciudadanos”:

1. Primacía del Estado-nación. Una de las premisas fundamentales de la citada estrategia es que en ella se subraya que los “enfoques supranacionales han debilitado la soberanía”, por lo que la unidad central sobre la que habrán de desarrollarse las acciones será la del Estado-nación como unidad central del orden internacional. Con base en lo anterior, se hace énfasis en “la defensa activa de la soberanía estadunidense frente a injerencias externas, presiones de organismos internacionales o intentos de influencia extranjera”.

2. Competencia global. En el documento se incluye una visión pragmática de las relaciones entre países, toda vez que se plantea la “no imposición” de modelos internos de gobernanza, con lo que implícitamente se acepta la coexistencia con sistemas políticos distintos al propio. Se subraya el principio de “no intervencionismo”, por lo que se prioriza la contención y la diplomacia frente al uso de la fuerza “salvo cuando estén en juego intereses vitales”. No obstante, se señala con toda claridad que será prioritario “impedir que cualquier potencia alcance una posición hegemónica que pueda amenazar los intereses del país o de sus aliados”.

3. Trabajo. Uno de los principales objetivos de la política exterior es vincularse directamente con “la protección del empleo, la industria y la clase media estadunidenses, priorizando a los trabajadores nacionales frente a la globalización”. Cabe subrayar que se reivindica “la promoción de la excelencia, la meritocracia y la capacidad técnica como elementos clave de la fortaleza institucional, industrial y militar del país”.

Las prioridades que establece la citada estrategia abarcan, entre otros temas:}

a) Migración. Detener la migración masiva. La nueva estrategia plantea el fin de los flujos migratorios incontrolados como objetivo prioritario. El control de las fronteras se vuelve un elemento central de la seguridad nacional.

b) Derechos fundamentales. Ante lo que el documento considera abusos del poder estatal o incluso supranacional, se refuerza la defensa de la libertad de expresión, de conciencia y de participación política.

c) Seguridad económica. La fortaleza económica se vincula directamente con la seguridad nacional. Además de darle un énfasis estratégico al trabajo y la competitividad, se prioriza la reindustrialización, la protección de las cadenas de suministro críticas, el acceso a materias primas estratégicas y la reducción de déficits comerciales.

Reapuntalar la Doctrina Monroe pretende blindar los intereses estadunidenses, especialmente en la competencia por la hegemonía global que hoy libran frente a China. La posición publicada por el gobierno de Trump no deja lugar a dudas de que, en caso de considerarlo necesario, podrían violar la soberanía de los demás Estados americanos si es que ello resulta necesario para garantizar la independencia de América frente al resto del mundo.

Ante estos desafíos, el talento de México debe enfocarse a entender la nueva dinámica geopolítica, identificar no sólo los riesgos, sino las áreas de oportunidad que ofrece ser vecino de la superpotencia, así como ser su primer socio comercial. ¿Cómo podemos jugar un rol estratégico que complemente y profundice en nuestro propio interés los principios y prioridades aquí descritos? Ante los cambios que hoy sufre el mundo, nuestro país debe actuar con inteligencia. Hoy puede afianzarse como un líder global en las siguientes décadas.

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