La semana no termina el jueves; ni los problemas globales

-Los mercados detuvieron su ritmo, como era esperado.

- Habría que preguntarse cuánto pesa la postura de los traders.

Como era de esperarse —al menos yo sí— los mercados ayer lunes operaron con menor grado de volatilidad y bajando un poco, casi nada de hecho, para tratar de equilibrar en algo el alza que vimos en los dos últimos días de la semana pasada y que supongo alegró a muchos corazones o al menos a un buen número de bolsillos.

Asimismo alimentó la especulación sobre lo que los bancos centrales pueden decidir en sus reuniones de política monetaria esta semana.

En los mercados sólo se habla de ello y lo mismo ocurre en los medios masivos que se especializan en el tema.

Lo cierto es que lo más probable es que mucho nuevo no haya hasta el miércoles próximo, en que la Fed anuncie la decisión que su Comité de Mercado Abierto tome respecto de la política monetaria de Estados Unidos y será hasta el jueves cuando sepamos lo que decidan el Banco Central Europeo y el Banco de Inglaterra, en el mismo tema.

Claro que siempre existe la posibilidad de algún anuncio “fuera de programa”, que es difícil saber si ocurrirá o no, pero creo que no será así en esta ocasión por el nivel de problema que la situación que encaran los bancos centrales tiene.

Es como siempre –al menos en los últimos años- muy complicado, pero creo que menos de lo que parece.

De ninguna manera hago menos a la situación que se vive, sobre todo en Europa, en donde cada vez las cosas se ven más complicadas, pero también he visto, igual que usted, que la mecánica de las decisiones en aquella región es lenta y al momento poco efectiva, probablemente por la dimensión de la bronca, pero también por lo diferentes que pueden ser las visiones y posturas de 17 países, más los invitados.

En Estados Unidos, si bien la situación es compleja, lo que vaya a suceder en cuanto a posibles soluciones es un problema de dos. No de 17 y más.

Y en lo general creo que es menos complejo lo que tienen que resolver que lo que tienen encima los europeos.

Hoy leí –además de lo que escucho decir– en alguna nota de algún periódico extranjero que los traders han apostado por medidas de relajación monetaria, que desde su punto de vista deben tomar los bancos centrales.

La cuestión es cuánto les interesa a los bancos centrales la postura de los traders. Pienso que no dejan de tomarles en cuenta, pero no es por lo que deciden una posición que será trascendente para lo que ocurra en los siguientes meses y quizá años.

Los traders (y reconozco que tengo algo de eso) piensan en lo que ocurrirá mañana.

Y no es que esté mal alguna de las dos posturas, simplemente los ángulos de la visión son distintos.

Es una cuestión de tiempo y espacio, me parece. Si ya conoce esta historia, le pido que me disculpe por repetirla, pero creo que viene al caso en la situación de hoy.

Si usted ha usado un telescopio para ver cuerpos celestes sabrá que en el dispositivo que sirve para ubicar el objeto que uno quiere ver se mueve dos, tres, cuatro o cinco “rayitas” para precisar la observación. Esa es la diferencia entre ver Marte o Saturno; o más o menos.

La cosa es que las dimensiones en que se trabaja suelen ser distintas y eso es muy importante a la hora de tomar decisiones. Uno no puede pensar que todos los demás ven desde el punto de observación que tenemos.

Y más aún, si las diferencias de condición de los observadores son grandes, ya sea por enfoque, tamaño y tipo de responsabilidad, y claro, de los incentivos que cada quién tiene para actuar.

Supongo que hoy y mañana los mercados seguirán comportándose más o menos igual –noticia “fuera de programa” mediante- en espera de los acontecimientos que hemos comentado.

Pero pase lo que pase en el corto plazo, hay muchas cosas que tendrán qué seguir siendo observadas.

La semana no se acaba este jueves ni la solución de fondo de los problemas que el mundo encara, se refiere únicamente a los temas en que los bancos centrales trabajan.

Y como siempre, en este río, cada quién rema su propia canoa y el asunto no sólo se refiere al vehículo, ni siquiera al agua; hay que conocer el lecho del río para tener mejor posibilidad de éxito. Suerte. 

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