Los mercados continúan presionando en donde saben que pueden hacerlo
- Los políticos tendrían que prestar más atención a los mercados que a sus palabras.
- Las cosas en Europa se pueden deteriorar rápidamente.
Los mercados siguieron poniendo presión sobre España. Desde luego eso se nota en el rendimiento que alcanzó el bono de diez años de ese país en el mercado de 7.6%, pero creo que la colocación de títulos que hizo el Tesoro español ayer, da una idea más clara de esta situación. La suma por colocar a plazos de 2, 5 y 7 años era de 3 mmde, y se quedaron cerca de ella (alrededor de 20 millones de euros) aun cuando las tasas de colocación primaria estuvieron en 5.3, 6.54 y 6.8%, respectivamente. Es decir que ofreciendo tasas más altas respecto de la anterior oferta primaria (hace un mes), ahora colocaron menos de lo solicitado al mercado.
No es buena idea, pues implica que la tasa de colocación primaria tendría que ser mayor, con lo que el costo del financiamiento de la Madre Patria sube paulatinamente. No sé con detalle cuál es la tasa total de financiamiento de la deuda española, pero supongo que debe estar un poco por arriba del 4.5% (combinando montos y plazos), pero es casi un hecho que si el rendimiento del bono de diez años está en 7.6% en el mercado, las tasas primarias tenderán a ir hacia ese nivel, lo que desde luego tomaría un tiempo más o menos largo y quizá nunca lleguen a ese punto (es lo más probable) pero lo ocurrido ayer no es una buena señal.
Implica que la tasa es más alta. Es al revés de lo que ocurre con la tasa de referencia de la Fed, que es casi cero; entre cero y 0.25%. Y lo que han hecho con sus QE, es aumentar la oferta monetaria sin mover la tasa, es decir hay mayor oferta del “bien” —crédito primario—, al mismo precio. O sea que el precio —la tasa de interés es el precio del crédito— en realidad es menor que la que se anuncia como referencia.
En el caso español, con más precio no pueden captar lo que necesitan. En el caso estadunidense, no logran estimular a la economía bajando el precio del crédito y sabiendo que tienen una tasa de inflación al consumidor de 1.7%, últimos 12 meses a junio de este año. Ambas situaciones no son buenas señales. Creo que hablan de lo mismo: los actores económicos piensan que con todo lo que significan los esfuerzos que los responsables de la política económica —en cualquiera de sus áreas— hacen para tratar de componer la situación, no merecen credibilidad del mercado. Y como hoy operan las economías, sin los mercados no se llega a destino alguno.
Cuando cosas como éstas ocurren, los políticos hablan de la “irracionalidad de los mercados, es decir, tratan de repartir culpas para no cargar con todo el peso de la realidad: ellos tomaron decisiones que llevaron a la sociedad a una situación determinada. Mala, en este caso. Otra cosa que revelan sus declaraciones, es que, además de confirmar su tradicional postura de no aceptar sus errores y rápidamente buscar a otro a quién culpar, es su ignorancia respecto de cómo funcionan los mercados, que no tienen rostro, ni email; pero que si tienen gran capacidad de respuesta, que generalmente es mucho más poderosa que la de los políticos.
Usted, amigo lector, me ha leído o escuchado la idea que aprendí hace mucho tiempo: el mercado es gente y actúa como tal. Y no son, por lo tanto del todo racional. Así somos los humanos. Soy el primero en reconocer que los mercados financieros –como casi todo- han evolucionado de manera impresionante y que su forma de operar y su peso relativo en la economía global ahora es enorme. Lo que reflejan al final, por ser el terreno de juego de la economía, es que ésta no tiene nada que ver con lo que era hace diez o veinte años. Y no me refiero en este caso únicamente a los mercados financieros.
Pero a pesar de la evolución de la economía y los mercados, apoyados en la tecnología de información y en la abundancia de ésta, así como en la velocidad con que nos comunicamos, los algoritmos de operación que usamos o la capacidad de diseño de instrumentos financieros, los que estamos atrás de ellos somos personas. Y los mercados lo reflejan, pues en medio de su aparente irracionalidad actúan como cualquiera de nosotros, en lo individual: buscan obtener la mayor rentabilidad de sus decisiones, con el mínimo posible de riesgos. Y se valen de lo que tienen a la mano. Al final, tratan de cumplir con el principio económico básico; ni mas, ni menos. Y si nos pasamos de la raya, sufrimos las consecuencias. Suerte.
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