La inflación y sus muchas causas
Los precios del maíz, trigo y soya han subido en las últimas semanas. Esto va contra las intenciones de relajar la política monetaria en el mundo.
La reunión de política monetaria que Banxico tiene programada para hoy probablemente habrá concluido cuando usted lea esta Consejería.
La idea es que no se modifique la tasa de interés de referencia y permanezca en 4.5%. Hace algunos meses se rondó sobre la posibilidad de ver una baja, tema que en su momento comenté en este espacio.
Mi opinión fue que consideraba que una baja no era oportuna en ese momento por razones que ahora sería largo y repetitivo enumerar. La tasa no se ha movido desde entonces y como mencioné, es probable que tampoco ocurra en esta ocasión y menos aún con los datos de inflación que vimos en junio pasado.
Si bien los “sofocones” del tipo de cambio han disminuido, lo que no garantiza nada en términos del comportamiento de los mercados, considerando que si bien las turbulencias europeas han disminuido, no existe aún un arreglo que haga pensar que los mercados ponen en segundo o tercer plano su preocupación por lo que ocurre en esa región. La prueba de ello es que el rendimiento del bono español de diez años volvió a los niveles cercanos a siete por ciento.
Como suele ocurrir en situaciones inestables, los focos de atención pasan de uno a otro lado en primer lugar, especulativamente, pero el paso siguiente suele ser revisar con mayor profundidad el entorno para ver si las especulaciones tienen algo que les permita enraizarse y entonces convertirse en materia seria de análisis y decisión. Y en los últimos tiempos aunque sea menos popular que los mercados o la crisis europea, los precios de los alimentos han empezado a cobrar importancia nuevamente. Detrás de ello o consecuencia, la inflación recobra notoriedad.
Por mucho tiempo y en todos lados la inflación ha parecido no ser una de las principales preocupaciones, inducida esta situación por la caída de la demanda global a consecuencia de los procesos de desapalancamiento de gobiernos empresas y personas que han generado la condición de muy baja actividad económica que existe alrededor del planeta. Pero resulta que hay condiciones que no tienen qué ver con decisiones de carácter económico o político, al menos no de manera directa e inmediata (porque al final la economía y la política tienen que ver con todo) y que sí afectan a la inflación. Es el caso de los precios de las materias primas que tienen que ver con una multiplicidad de eventos, entre ellos los climáticos o los de carácter social.
Y hoy tenemos enfrente una vez más una presión inflacionaria derivada del precio de los alimentos, particularmente el de los granos como maíz, trigo y soya, cuyos precios en semanas recientes han subido entre 40 y 50%, debido a la severa sequía que ataca a la zona de EU en donde se producen estos granos y que resulta ser el proveedor de más de 50% del maíz para el mundo y muy importante participante en la oferta del trigo y la soya.
Y esta situación se presenta cuando en varias partes del mundo se está planteando, y de hecho se está instrumentando por parte de varios bancos centrales, la decisión de relajar más la política monetaria buscando apoyar el crecimiento de la economía.
Además, no hay que perder de vista que el precio de los alimentos tiene un impacto social tremendo, considerando que en las economías menos desarrolladas o en las capas de la población de menores ingresos en las economías emergentes y aun de las economías desarrolladas el gasto en alimentos representa una parte sustancial del ingreso de tales segmentos de la población.
Calcule cuánto representa de su ingreso el gasto en alimentos básicos y cuanto resulta el mismo cálculo para quienes ganan el salario mínimo, o dos, tres, cuatro, cinco, etc., veces nivel de ingreso. De tal modo, que a menor nivel de ingreso, el impacto inflacionario y particularmente el alza de precios en los alimentos, es mayor.
A la vez esta situación tiene un impacto global. Imagine que los chinos empiezan a tener problemas con la inflación de sus alimentos proveniente del incremento de precios de la soya, que resulta ser uno de los insumos fundamentales para alimentar a su hato ganadero, fundamentalmente a los cerdos.
Lo anterior ciertamente impondría alguna limitación a sus intentos de relajar la política monetaria, lo que no sería una buena noticia para el resto del mundo.
Y así, piense en todas las relaciones que pueden darse a darse a escala global por un tema que, en principio, se localiza “sólo en Estados Unidos”. Suerte.
