El dato chino y otras cosas alrededor de los mercados
- Por una décima, se le calificó mejor de lo esperado. Es suficiente.
- Tratan de crecer más. Por ahora quizá tienen un soft landing.
El crecimiento de China en el segundo trimestre del año fue de 7.6%, apenas una décima arriba de la estimación que el gobierno de ese país auguró que podría ser el de todo este 2012, así que los mercados lo tomaron como “mejor a lo esperado” y se animaron el viernes pasado, supongo que por algo más que el dato chino.
Lo cierto, al menos en mi caso, es que sí fue mejor a lo esperado. La Consejería del viernes pasado la terminé hablando de este tema y dije que me temía que el dato no sería del todo bueno y en realidad creo que no lo fue, pero lo que yo piense vale poco si los mercados piensan otra cosa.
Entonces, es claro que lo que se tenía en mente es que el crecimiento fuera menor a la proyección del gobierno chino de 7.5%, y una décima más bastó para que los mercados se sintieran más optimistas.
Esto habla de lo necesitados que estamos de buenas noticias en medio del ambiente complicado en el que vivimos hoy día (por eso mi mención a los ansiolíticos, receta médica mediante).
Pero más allá del dato, que como siempre resulta un tanto abstracto, creo que lo que motivó a los mercados es que el tema central de preocupación, por el momento, pasó de los temas de Europa a los del crecimiento global, por lo que un dato que apunte a un “no deterioro” en la segunda economía del mundo es causa de celebración.
Además, hay que decir que al interior del dato chino, lo concerniente a la inversión mantiene un crecimiento superior —y creciente— a 20 por ciento, lo que hace pensar que las declaraciones del señor Wen Jiabao, el primer ministro, en el sentido de tratar de estabilizar a la economía por parte del gobierno, aumentando la inversión de este sector.
Además, como he escrito en este espacio, el banco central de ese país en un mes ha bajado dos veces su tasa de referencia, aprovechando que la inflación bajó hasta niveles de algo más de dos por ciento en la actualidad, desde casi siete por ciento que alcanzó el año pasado.
Desde luego que tienen pendiente el asunto de la burbuja de precios en bienes raíces, que parece ser el síntoma del origen de los problemas que hoy vive el mundo y al que supongo —y espero— no dejarán de prestar atención, pues deben haber tomado experiencia de lo que ha venido ocurriendo en varias partes del mundo.
Insisto en que esto es más una esperanza de mi parte, que una observación que parta del conocimiento de alguna política pública en ese país, respecto de ese tema.
En cualquier caso, quizá lo único que los chinos buscan es tener por lo pronto la posibilidad de tener algo que se parezca a eso que los occidentales llamamos un soft landing y que el personal no se le alborote de más, lo que en un país de ese tamaño puede ser toda una hazaña.
Como sea, pero entonces se abrió ese espacio que permitió un alza interesante el viernes pasado y que puede durar algo más, lo que me hace sentir que mucho de lo que escribí en los párrafos previos puede sonar a que busco y semiencuentro alguna justificación para decir que no pasa nada, o que no venda, o que incluso, compre. No hay tal.
Esta es una de esas oportunidades de corto plazo que, he mencionado, aparecen en condiciones como la que vivimos. Como mi exposición al riesgo accionario es baja —lo he escrito recientemente varias veces— no tengo que buscar pretextos para invertir o dejar de hacerlo.
Si algo cambia en el escenario se lo haré saber y actuaré en consecuencia.
Quiero agradecer a nombre de muchos participantes del mercado la declaración del jueves de Andrés Manuel López Obrador; ayudó a que el mercado subiera, sin duda.
Lo digo de esta manera, no porque sea cierto, sino para enfatizar algo que he mencionado desde hace algunas semanas en este espacio: el Peje no determina la tendencia de los mercados, por más megalómano que sea y porque me parece absurdo que haya gente que se preocupe a partir de la posición que este personaje toma. No tiene otro remedio. Está tratando de conservar alguna parte del capital político que tiene —que no es menor— para poder seguir participando en la política nacional.
Si lo logra, quiero decir seguir participando, ojalá lo haga con una estrategia distinta que la de explotar y apoyarse en la ignorancia y la pobreza, que va más allá del ingreso per cápita. Suerte.
