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Función

Interpol merodea por la historia; fueron bienvenidos en la CDMX

La banda estadunidense arrancó en nuestro país la gira con la que presenta Marauder, su nueva producción discográfica 

JORGE SANTAMARÍA | 14-08-2018
Foto: Cortesía OCESA
Foto: Cortesía OCESA

CIUDAD DE MÉXICO.

Pisar el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris es formar parte de la historia, es convertirse en parte de un Patrimonio de la Humanidad. Así que, Paul, Sam y Daniel, Interpol, fueron bienvenidos a la perpetuidad de la Ciudad de México.

Un lugar construido de sueños, de ahorros y manos obreras que seguro jamás imaginaron que una banda que formó parte de una revolución musical en el nuevo milenio le haría los honores a su nuevo disco, Marauder, justo en el centenario de la apertura del recinto.

Public Pervert comenzó anoche esta aventura, un tema de Antics que evoca una riqueza pasada y nostálgica como el mismo inmueble lo hace.

Eran las 21:00 horas cuanto esto sucedió, pero el tiempo fue lo de menos, a la gente que se dio cita en el recinto  le interesaba vivir una nueva etapa de los neyorquinos.

Lamentablemente sin chela, para unos, porque se pudo librar la experiencia con los tragos banqueteros previo al show, así que la garganta ardía sólo para cantar All the Rage Back Home y C’mere.

Paul Banks, el cantante, tuvo la cortesía de dirigirse a su gente con el español que bien recuerda luego de haber vivido en nuestro país.

Siempre lo hace, no tenía que perder la costumbre, menos si rápido hizo que todo mundo olvidara que existen las butacas abajo y en las tres plantas superiores que sobrevivieron un incendio en los ochentas, y ahora al ataque del valiente Leif Erikson, un vikingo que se ha convertido en canción de Interpol y tradición del álbum Turn on the Bright Lights.

Se percibía un poco de pesimismo en los fans, quizá por estar en cierta forma amarrados a un asiento o por no perder la cabeza y arremolinarse a los pies de Banks, pero se despabilaron pronto apenas tocaron la siempre visceral y sangrienta Roland, y la confiable Evil.

Por este escenario, inaugurado por el entonces presidente Venustiano Carranza, han pasado St. Vincent, Spiritualized, Blonde Redhead, pero, sin demeritar a todos ellos,
Interpol ha sido de los grupos de rock más importantes y mediáticos en los 100 años, quizá junto al maestro Brian Eno, quien no necesariamente es un rockero.

Tras la atmósfera rojiazul  transcurrían las rolas nuevas: If you really love nothing, The Rover y Number 10, el resto un regalo a la multigeneración que llenó los aposentos de Esperanza Iris: chiquillos con su sudadera, chavos que se escaparon de las primeras clases de su recién iniciado ciclo y muchos indie rockers que se quedaron en la moda del botín negro, pantalón entallado, camisa, chamarra de cuero y sombrero.

Ya saben que son nuestro mejor público”, las palabras que no se cansan de repetir, pero que en ellos sí son verdad, por algo Marauder fue revelado en el corazón de la capital en junio pasado.

El grito incesante de “Interpol”, la tímida bandera que se ondeó atrás de la planta baja y el detallazo de terminar la primera de dos noches con Obstacle 1 hicieron que la noche fuera oro, como los pilares de todo el teatro.

Y perdón a todos los románticos de las primeras alineaciones, pero la noche fue tan especial, todos cantaron y se involucraron tanto que nadie se acordó de Carlos D., uno de los fundadores del grupo en 1997, y el coro de Pioneer to the Falls lo confirmó: Banks cedió la voz a la fanaticada que no calló.

Hoy será el segundo concierto de Interpol programado en el recinto de Donceles.

 

cva

 

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