'Las fronteras no deberían existir': Farruko; continúa con su mensaje

Tatuado de los tobillos hasta debajo de la quijada, con anillos y cadenas brillantes, Farruko dedicó unos momentos a Excélsior durante su visita a México en el pasado Flow Fest, y recién baja de cantar sus clásicos en un acto sorpresa —todos reguetón para perrear hasta abajo para prender al público y llenarlos de energía—, en su camerino está tranquilo; no habla con nadie antes de platicar con este diario. Su rostro está escondido detrás de una gorra y sus manos guardadas en un pants, no parece tener adrenalina, sino paz, paz después de cantar para miles de personas.

En 2022 el boricua viró hacia el cristianismo, una fe que, cree, hoy es más necesaria que nunca, no sólo como doctrina, sino principalmente por las ideas que conlleva, aunque a él lo siguen viendo como alguien ajeno a la religión por sus prácticas, pero piensa que una cosa no tiene que ver con la otra; cree que no debería de haber un filtro para quienes buscan paz, sobre todo en estas fechas de celebración.

Mis creencias las he dicho públicamente y a los cuatro vientos: soy fiel creyente de la fe cristiana. Mucha gente lo ha tomado con dudas, porque vengo de un género urbano donde muchas veces se hace lo contrario a la fe. Pero yo creo que el reguetón es un transporte, una manera de llegarle a los jóvenes. Si Dios me puso aquí en este género fue por algo. Yo trato de evolucionar cada día, de mejorar mis letras y mis mensajes, porque uno va creciendo. Uno no se queda en un estado plano. Siempre hay subidas y bajadas y uno va aprendiendo. Donde quiera que me paro trato de llevar el mensaje, no sólo con la boca, sino con las acciones: cómo trato al público, cómo soy con el prójimo. Todo está en las acciones”, subraya Farruko.

Pero claro, su pasado está tatuado en su memoria, en la memoria de todos sus fans e incluso en su piel y sigue siendo difícil a veces desmarcarse del reguetonero para mostrar que es alguien lleno de fe.

Mucha gente dice que tienes que vestirte de cierta manera o no hacer ciertas cosas. Yo creo que es gente más del verbo, yo soy más de la acción, de cómo eres tú como ser humano. Es difícil porque uno es ser humano, pero también es artista, y ése es mi oficio. Es una dualidad con la que hay que trabajar. Trato de ser lo más humano posible. Para mí, Farruko es el traje de trabajar, como mi uniforme, pero Carlos está dentro de ese traje. Siempre trato de mostrar ese lado de Carlos para que la gente entienda que uno también es un ser humano”, dice Carlos Efrén Reyes, su nombre real.

Hoy ya no sólo piensa en el éxito, en la fama, piensa más en sí, y sobre todo y más importante, en los suyos.

La familia tiene mucho que ver en que yo cambiara de rumbo. Yo soy papá y desde que empecé a compartir con mis hijos, empecé a ver la vida desde otro punto de vista. Empecé muy joven en la música y viví muchas cosas en exceso, cuando quizás no tenía la capacidad de manejar la fama, la aceptación, la vida nocturna, el lujo y la vanidad. Con los hijos uno va creciendo, tropezando y aprendiendo. Vas tomando las cosas de una forma que antes no podías ver”, reconoce.

Y así como el cantante piensa que no deben existir fronteras para que alguien se una a la fe o la practique sin importar su pasado, su forma de ser o de vestir, tampoco debe existir otro tipo de fronteras que hoy dividen al mundo. Que hoy azotan a los suyos, los latinos, por ejemplo, en Estados Unidos.

He aprendido que los seres humanos no podemos depositar nuestra fe en otro ser humano. Muchos depositan su esperanza de cambio en gobiernos o figuras influyentes y no en ellos mismos, y eso provoca decepciones. Si tú me preguntas a mí, las fronteras no deberían existir. Son algo que ponen los gobiernos para tener control. Al igual que las religiones, que son doctrinas que te hacen idealizar ciertas formas de vivir. El ser humano tiene que empezar el cambio dentro de sí mismo y creer más en él. La Biblia lo dice: ‘maldito el que confía en otro hombre’”, sostiene citando el pasaje Jeremías 17:5.

Por tanto, él continuará con su labor, con sus intenciones de llevar su mensaje de paz próximamente en nuevas canciones y discos que también traerán temáticas distintas a las fiestas y el perreo.

La música es arte y una manera de expresión. Siempre habrá canciones dedicadas al creador en mi repertorio, canciones de alegría, testimoniales y bailables. Yo transmito una vibra con la que la gente se puede identificar. Aprendí a no incitar ni poner una vibra pesada o callejera. Yo soy muy de energía y siempre voy a expresar lo que siento. Respeto mucho la música por el poder que tiene y por a quién influye”, concluye.

cva