Regresa Modesta Burgos con su nombre y su letra; 25 años de Nadie me verá llorar
Cristina Rivera Garza publica la edición conmemorativa con nueva portada y un prólogo inédito.

Con una nueva portada, en la que aparece la transcripción hecha a mano de las palabras de la protagonista, una interna del manicomio La Castañeda, y un prólogo inédito, editorial Tusquets acaba de lanzar la edición conmemorativa por los 25 años de la publicación de Nadie me verá llorar, la primera novela de Cristina Rivera Garza (1964).
Otra novedad, detalla la narradora y poeta, es que ahora podrá utilizar el nombre verdadero de la mujer que inspiró su novela, Modesta Burgos. “Cuando la escribí, la Ley General de Archivos me prohibía usar su verdadero nombre, por cuestiones de privacidad; por eso llamé a mi personaje Matilda Burgos.
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Pero la ley cambió en 2012 y ahora ya lo puedo emplear. Tampoco es tan distinto, pero Modesta Burgos L. es muy hermoso; todavía no sé cuál es ese segundo apellido”, explica.
Así que Modesta Burgos regresa 25 años después con su propio nombre y con su propia letra. Y creo que eso puede ofrecer claves para una lectura contemporánea y renovada de la novela. Esa es mi intención”, agrega la ganadora del Premio Pulitzer 2024 en la categoría de Memorias/ Autobiografía.

TÍTULO: Nadie me verá llorar
AUTORA: Cristina Rivera Garza
GÉNERO: Novela
EDITORIAL: Tusquets, México, 2024; 264 pp.
SOBRE LA NUEVA PORTADA DE LA NOVELA
Sobre el cambio de portada, la historiadora y socióloga detalla que quería ofrecer algo único a los lectores. “Teníamos un gran reto. Cuando un libro ha vivido 25 años con una portada que el lector reconoce muy bien, modificarla es difícil.
Las editoras y yo fuimos al archivo. Sugerí que, para atraer la presencia del cuerpo directamente a los ojos de los lectores, pusiéramos no la fotografía de Modesta, sino su letra, porque así se produjo a sí misma”, indica.
La catedrática de la Universidad de Houston señala que le pudieron haber tomado una fotografía al documento con la letra de Modesta y ponerla en la portada. “Pero pensé que esas letras tenían que pasar también por mi cuerpo, quería confrontarme con su letra. Así que las coloqué debajo de una hoja de papel cebolla y escribí el documento otra vez. Me puse, literalmente, no sólo en sus zapatos, sino en su mano, en su brazo, en su cuello. Ahora digo que también soy una artista visual”.
Rivera Garza concluye que en Nadie me verá llorar “hay un interés por experiencias periféricas, las experiencias de mujeres y hombres pobres de la Ciudad de México en el contexto de rápida modernización porfirista y también revolucionaria.
Es decir, cómo se experimenta el mundo desde la perspectiva de los cuerpos que no son los dominantes, ni los del poder. Traer esas historias al centro de la discusión es un proceso de resistencia, de crítica. Creo que esa ha sido una línea que sigue presente en mis trabajos de ficción y de no ficción”, dice.
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*mcam
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