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Expresiones

Muere la pintora Rina Lazo; un diálogo con los mayas

La muralista y discípula de Diego Rivera falleció ayer, a los 96 años, de un paro cardiaco; el INBA prepara un homenaje

Virginia Bautista | 02-11-2019
Rina Lazo confió hasta el final de su vida en que el muralismo iba a resurgir en México.

CIUDAD DE MÉXICO.

La cultura maya, en especial su cosmogonía, y el muralismo fueron las dos grandes pasiones de la pintora, grabadora y muralista Riza Lazo (1923-2019), quien murió ayer a los 96 años en su casa de Coyoacán, tras un fulminante paro cardiaco, según informaron sus familiares.

La discípula y colaboradora de artistas como Diego Rivera y Frida Kahlo, que fue velada anoche en la funeraria Gayosso de Félix Cuevas, confió hasta el último momento de su vida en que el movimiento muralista “volverá a tener fuerza y presencia en el arte mexicano, porque está arraigado a la historia de México como un arte revolucionario”, comentó el año pasado en una entrevista (Excélsior, 23/06/2018).

El muralismo es lo más grandioso. Es como hacer una foto o una película. Si haces un cuadro de caballete estará en la sala del coleccionista; pero, si haces un mural, lo verá toda la gente que pase por el edificio”, señaló en ese entonces sentada en la sala de su casa en Coyoacán, rodeada de sus óleos y de las obras de su esposo, el también pintor Arturo García Bustos, uno de los últimos tres alumnos de Kahlo.

El curador y crítico de arte Carlos Blas Galindo afirmó que la obra de Lazo contribuyó de manera importante al desarrollo de la cultura artística mexicana. “Recordemos, entre otras cosas, que los relieves en la estación del Metro Insurgentes son de su autoría y jamás se le reconoció. La comunidad artística del país tiene una deuda con la creadora, considerada como una de las mayores representantes del muralismo”.

De origen guatemalteco, Lazo llegó a la Ciudad de México en 1947. Desde entonces, quien ingresó a la Escuela de Pintura y Escultura La Esmeralda adoptó el movimiento del fresco como propio.

Asistió a Rivera en la realización de murales como Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central, El agua, origen de la vida sobre la Tierra (1951) en Chapultepec, La Universidad, la familia mexicana, la paz y la juventud deportista (1952) en el Estadio Olímpico Universitario y El pueblo en demanda de salud (1954), en el Hospital La Raza, entre otros.

 

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Los restos de Lazo fueron velados ayer en la funeraria Gayosso de Félix Cuevas; Lucina Jiménez (izquierda) encabezó una guardia.

 

Rina Lazo nunca dejó de pintar. Colaboró y convivió con Rivera y Frida Kahlo. Deja un gran acervo pictórico y muralístico en varios estados del país. Su último mural, El inframundo de los mayas, será exhibido en México, antes de viajar a Austin”, comentó en Twitter Lucina Jiménez, directora del INBA.

En un comunicado, el organismo destacó que cuenta con obra gráfica de Lazo, como Urnas de la Alameda Central, Árbol de papayas, Corrido del regreso de Diego Rivera del Frente Nacional de Artes Plásticas, que se encuentran resguardadas en los museos Mural Diego Rivera, Casa Estudio Diego Rivera y Frida Kahlo, de Arte Moderno y Nacional de la Estampa.

El INBA, en acuerdo con su familia, realizará, en fecha próxima, un reconocimiento a la artista en el Museo Mural Diego Rivera. Y ratificó que el mural El inframundo de los mayas, una de sus últimas obras, será exhibido en el Palacio de Bellas Artes antes de partir hacia Austin, Texas.

Rina expuso sus obras en países como Alemania, Austria, Francia, Estados Unidos, México, Guatemala y Corea, entre otros.

 

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La pintora realizó una reproducción del mural maya de Bonampak, que se exhibe en el Metro Bellas Artes. Fotos: Paola Hidalgo / Archivo / Twitter @bellasartesinba / Cortesía STC Metro

 

LOS RETRATOS

Además de la cultura maya, Lazo se interesó por los retratos y las naturalezas muertas. Un cuadro de éstos, Puesto de cocos en La Merced, ilustra la portada del libro de texto gratuito de Matemáticas, del tercer grado de primaria, de la Secretaría de Educación Pública.

Debido a su infancia en Cobán, la artista mantuvo una estrecha relación con la cultura maya, cuyos motivos estuvieron presentes en sus obras, como en el mural Tierra fértil (1954), el cual considera episodios de la zona de Tikal.

Además, realizó sendas reproducciones de los murales precolombinos de Bonampak, el más grande de ellos albergado por el Museo Nacional de Antropología.

 En México, se le recuerda como una de las creadoras plásticas más comprometidas con el convulso devenir sociopolítico y cultural del siglo XX mexicano; así como por su generosa entrega a la docencia, que desempeñó en instituciones como la Escuela de Restauración del INBA o la Escuela de Bellas Artes de Oaxaca.

El pasado 9 de octubre la vi muy platicadora, jovial, sonriente, activa, vivaz y, con esa energía, mostraba esa felicidad y sorprendente sonrisa que le caracterizaba”, evocó ayer el pintor Juan Carlos del Valle.

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